Ingenieros de la Universidad de Vigo se han desplazado recientemente hasta Mont Ventoux, en Francia, para colaborar con la Guardia Civil en las labores de búsqueda del cadáver de Publio Cordón, el empresario aragonés secuestrado por los Grapo en 1995.

Según ha podido saber este periódico, los expertos, que pertenecen al departamento de Ingeniería de los Recursos Naturales, rastrearon la zona en la que presuntamente podría estar enterrado el cuerpo con un georadar. Esta tecnología detecta cambios en las características del subsuelo a través de ondas electromagnéticas y recrea imágenes que permiten a los investigadores determinar en tiempo real ante qué tipo de hallazgo se encuentran.

La investigación sobre el paradero de Cordón está bajo secreto de sumario por lo que ni la Universidad de Vigo ni los investigadores han revelado detalles sobre la misma. Ni siquiera han confirmado su participación.

Los expertos acumulan años de experiencia en la búsqueda de cadáveres enterrados a través de georadares y han colaborado en la localización de cuerpos de represaliados arrojados a fosas comunes durante la Guerra Civil en las localidades gallegas de A Fonsagrada y Ames, así como en otras comunidades.

La Guardia Civil reclama a menudo la ayuda de este grupo de ingenieros con los que ha trabajado en casos como el de la desaparición de la pareja de Cabral en 2004, que todavía no se ha resuelto, y de un joven coruñés.

También aportaron su experiencia a la limpieza de las playas gallegas tras el hundimiento del Prestige localizando los depósitos de chapapote enterrados bajo la arena.

El georadar se emplea habitualmente para buscar restos arqueológicos, aguas subterráneas o cavidades y puede detectar cadáveres entre los tres y los cinco metros de profundidad. Los investigadores llegan a diferenciar si los restos llevan enterrados sólo unos días o varios años.

El sistema proyecta una especie de corte y muestra una sección transversal del terreno que los ingenieros deben interpretar, pero los elementos metálicos, el cemento, el agua salada y algunos suelos pueden provocar distorsiones.

Aunque el georadar es capaz de descubrir la presencia de elementos de pocos centímetros de tamaño, su efectividad en la localización de restos humanos depende de lo acotada que esté la zona de búsqueda pues el equipo debe pasar por encima de ellos para detectarlos.

Ésta es precisamente una de las dificultades que ofrece la investigación abierta en Mont Ventoux puesto que los trabajos iniciales, que se limitaban a tres parcelas acotadas, se han ampliado esta misma semana a unos terrenos situados a un kilómetro y medio de distancia.

Durante los últimos meses, las labores de búsqueda del cadáver de Cordón se centraron en tres franjas de terreno en las que se realizaron hasta una veintena de agujeros y en las que trabajaron los expertos de la Universidad de Vigo. Esta semana las zanjas aparecieron tapadas y ya no había maquinaria, aunque todo apunta a que la búsqueda del empresario va a continuar en la zona.