Hay determinadas cosas de las que uno no puede huir. A algunos, por ejemplo, el trabajo les persigue inexorablemente cuando están de vacaciones, provocando situaciones insólitas. El joven policía Antonio Guedellas circulaba en su coche por la calle Ramón Nieto a las 23.20 horas del viernes, tranquilo en sus días libres, sin sospechar que pocos minutos después ejecutaría una sorprendente detención.

Guedellas, que pertenece a la última promoción de la Policía Local, se dirigía a recoger a su novia cuando, concentrado en la conducción, percibió algo que le pareció muy extraño:_un ciclomotor transitaba por el tramo de calle peatonal situado entre Jesús Fernández y Martínez Garrido a una velocidad anormalmente reducida y en sentido contrario. "Estaba cantado que iban a intentar algo, porque se acercaban mucho a la acera, hacia una mujer que llevaba el bolso colgado hacia ese lado"; Guedella relata lo sucedido con todo detalle. _

De repente, el copiloto se inclinó hacia su derecha y ejecutó el "tradicional" robo del tirón. Con la fuerza, la mujer de 34 años cayó al suelo, lo que le produjo una herida en la cabeza y un traumatismo torácico.

"Fui deteniendo poco a poco mi vehículo para ver hacia dónde se dirigían y conseguí acorralarlos contra una esquina, situando el coche delante de ellos", relata, resaltando que en ningún momento sintió miedo: "Hice lo que hubiera hecho cualquiera de mis compañeros. Éste es nuestro trabajo".

Cuando los dos ocupantes del ciclomotor intentaron dar marcha atrás, el policía salió del coche: "Conseguí quitarles las llaves del contacto y, entonces, el conductor quiso escaparse corriendo". Guedella ya se había identificado y había mostrado su placa, por lo que, ante los intentos del individuo de huir, lo agarró por la parte delantera de la cazadora, viéndose obligado a reducirlo. La señora afectada se había acercado y el copiloto gritaba "¡yo no robé nada!", mientras sostenía el bolso con la mano alzada, en una escena altamente grotesca. Guedella no puede evitar esbozar una sonrisa cuando alcanza este punto del relato: "Llamé a mis compañeros. En tres minutos se habían trasladado al lugar de los hechos (a la altura del número 6 de Ramón Nieto) cuatro agentes y una grúa, para retirar el ciclomotor. Inmediatamente, los dos asaltantes, dos varones de 17 y 18 años respectivamente, fueron llevados a comisaría y la mujer, al hospital". A él no le pasó nada.

Reincidencia inmediata

La sorpresa que se llevaron en la Policía Local fue mayúscula, pues los detenidos los habían "visitado" tan sólo unas pocas horas antes. Esa misma tarde, habían sido detenidos por atracar a un chico. Al parecer, le habían intentado robar la moto y, al no ser capaces de ello, le habían disparado en la cabeza y en el pie con una escopeta de perdigones. Al agredido no le aconteció nada el cráneo, gracias a que llevaba puesto el casco pero tendrá que ser intervenido por los daños que le ocasionaron los balines en el pie. Al menor de los detenidos, menor de edad (17 años), acudió su madre a recogerlo a comisaría y el otro, de 18, sin embargo, permaneció en ella toda la noche del viernes.