La complejidad de aunar esfuerzos entre los municipios de Galicia y del norte de Portugal se plasmó desde el inicio de la andadura de un ente en el que muy pocos confiaban y del que surgió el embrión para la declaración de la Eurorregión por parte de la Unión Europea. Era el año 1992, y en aquel entonces la voluntad política de dos alcaldes, Carlos Príncipe enVigo y Fernando Gómes en Oporto,permitió que la iniciativa fraguase.

Ambas ciudades lideraron el proceso desde un principio. El Eixo Atlántico nacía con menos participación de la que tiene actualmente, puesto que concellos como A Coruña no se unieron hasta más adelante,cuando“se normalizaron” las relaciones entre los regidores municipales de ambas ciudades.

La secretaría general del Eixo Atlántico tiene su sede central en Vigo y el organismo ha subsistido a alcaldes de todas las tendencias y colores políticos.Vigo y Oporto han llevado siempre la iniciativa en este proceso. De hecho, ostentan la categoría de socios fundadores del ente y conforman el eje sobre el que pivota toda la actividad del organismo.<