Cuatro viviendas con dos habitaciones calcinadas por las llamas, decenas de ventanas y persianas reventadas y una veintena de personas evacuadas. Ese es el balance de un incendio registrado ayer por la tarde en el patio de luces del edificio número 38 de la calle Brasil, un bloque antiguo donde residen doce familias y que hace esquina con Vázquez Varela. No se registraron heridos, tan sólo un vecino que se encargó de avisar puerta por puerta del incendio tuvo que ser atendido por inhalación de humo, sin revestír gravedad.

Las llamas se originaron minutos antes de las 19.30 horas en el tendal del primer piso y fueron ascendiendo hasta la buhardilla "enganchando en la ropa", explicaba el jefe del operativo de bomberos, Justo Alonso, que tildaba la actuación de "muy complicada" por tratarse de un espacio estrecho, interior y con un fuego que se propagaba de forma errática.

Las llamas entraron en las dos viviendas del primer piso, pasaron de largo por el segundo y el tercero -sin ropa tendida- y afectaron gravemente al cuarto y al quinto izquierda, calcinando dos habitaciones en el primer caso; y la cocina y un dormitorio en el segundo, habitado por una familia de inmigrantes.

Los bomberos tuvieron que desalojar a la veintena de vecinos que permanecían en el interior del inmueble. En un primer momento acudieron al lugar del suceso dos vehículos de extinción, pero se pidieron refuerzos y llegaron a juntarse hasta cinco dotaciones.

Retenciones

Para facilitar el trabajo de los equipos de extinción y garantizar la seguridad de las decenas de afectados y curiosos que se agolpaban en la calle, la Policía Local cerró al tráfico la calle Brasil durante dos horas, lo que originó retenciones en los alrededores, también en Urzáiz.

Los afectados esperaron durante dos horas noticias en el exterior arropados por familiares y vecinos, que salieron a la calle tras ver las llamas y el humo salir por la cubierta superior del patio de luces, que fue rota por los bomberos debido a las altas temperaturas alcanzadas en el interior.

Rostros descompuestos y preocupación entre los afectados, que durante dos horas apenas tuvieron noticias de la evolución de las llamas y se refugiaron en una cafetería próxima. Pasadas las 21.30 horas pudieron entrar a sus viviendas, que estaban inundadas de agua y algunas carecían de suministro eléctrico. Pasaron a recoger una muda y ropa de aseo para pasar la noche en casa de familiares o en un hotel próximo.