La empleada de una tienda viguesa, además de su sueldo, habría conseguido un botín de al menos 120.000 euros mediante varios años de hurtos internos y continuados de videojuegos y consolas. Dolores C.P., de 42 años y vecina de Ourense, fue detenida el viernes pasado por la Policía Nacional tras ser descubierta cuando salía del establecimiento en el que trabajaba en un centro comercial de Coia con siete juegos Wii y dos videoconsolas valoradas en 615 euros.

Una vez sorprendida con los objetos robados, la mujer entregó voluntariamente a los policías 57 juegos de varias marcas así como numerosas carátulas y libros de instrucciones correspondientes a efectos sustraídos que tenía en su vivienda. Tras prestar declaración en la comisaría, pasó a disposición del juzgado de guardia y quedó en libertad a la espera de juicio.

Dolores C.P. está acusada de un delito de hurto continuado en la tienda donde trabajaba y de la que habría sustraído productos por valor de 60.000 euros durante los últimos seis meses, según informaron fuentes policiales. La investigación permitió descubrir que la imputada llevaría varios años sustrayendo juegos y videoconsolas, aprovechando su condición de empleada ya que además tenía disponibilidad de acceso a la zona de almacenaje de la mercancía.

Las pérdidas del establecimiento superarían los 120.000 euros, pues al desfase entre el almacenamiento de la mercancía y venta por caja de unos 60.000 euros en los seis primeros meses de este año, se suman 7.000 euros durante este mes de julio y se calcula que el año pasado pudo realizar sustracciones por otros 60.000 euros.

Los agentes comprobaron que Dolores C.P. había vendido en los últimos seis años, entre 2002 y 2008, parte de los efectos sustraídos en su lugar de trabajo a distintas casas de compra venta de Vigo , obteniendo entre los años 2002 y 2008 unos 56.000 euros, según fuentes policiales.

El "modus operandi" de la empleada consistía en acceder a la jaula del interior de las dependencias donde se depositan las mercancías más valiosas de la tienda empujando un traspalé -una horquilla para el transporte de palés con el que trabajaba habitualmente-. Su tarea era llevar el carro lleno de cartones vacíos destinados al reciclaje por un pasillo donde no había cámaras de seguridad hacia una máquina compactadora de basuras.

Ahora se ha descubierto que, además de arrojar los cartones, aprovechaba para tirar las cajas de los videojuegos y consolas que se quedaba y que escondía en el bolsillo del mandilón. Después los guardaba entre sus pertenencias y al acabar su jornada laboral se los llevaba.

El hurto interno en el comercio europeo supone casi el 30 por ciento de los robos en el comercio minorista, según los últimos informes elaborados por el propio sector. Los investigadores destacan que se trata de una práctica muy difícil de detectar, pero todavía más complicado es identificar a sus autores y proceder a su detención.