Sólo tres de cada diez profesores superaron en 2005/06 la calificación media de la Universidad -un 3,68-, mientras que en el curso anterior eran el 53,85%. Las evaluaciones incluyen los datos individuales de cada uno, aunque éstos no se hacen públicos, y son necesarios para la concesión de quinquenios, los complementos salariales que se obtienen cada cinco años y en un número máximo de seis.

Este requisito no gusta a gran parte del profesorado y los sindicatos han recogido firmas en varias ocasiones para exigir que las notas de los alumnos no sean tenidas en cuenta. "Las encuestas tienen un valor informativo, pero carecen de rigor para valorar los méritos", critica Juan José Santamaría, representante de UGT en la junta de personal docente.

Asegura que el Rectorado no impugna encuestas con diferentes respuestas a preguntas objetivas como la puntualidad y que hay casos en los que los alumnos "se ponen de acuerdo para ir a por el profesor".

Añade que tampoco se utilizan para investigar a los profesores que reciben calificaciones muy bajas durante varios cursos: "Si alguien año tras año obtiene una media por debajo del 2,8 debería abrírsele un procedimiento y no se hace. Las encuestas se usan para penalizar y no para mejorar la docencia".