La carpintería de ribeira es un oficio que les viene de familia. Luis Marrocos, padre e hijo, asistieron ayer a la botadura del "coruxeiro" que ayudaron, junto con su abuelo y padre, que tiene 99 años, a construir. "Ya no se puede vivir de esto; nuestro oficio está desapareciendo pero a mí me gusta mucho y no quiero dejarlo", explica el más joven de una saga familiar portuguesa, procedente de Caminha y que se remonta a 300 años de antigüedad. Confían en que asociaciones como la existente en Bouzas sirvan para "revitalizar este sector".