La fachada del edificio se encontraba en mal estado. Lo certificaron los bomberos desplazados de madrugada al lugar del accidente y el presidente de la comunidad de vecinos, José Ciges, que explicaba consternado con los documentos en la mano que "teníamos firmado desde el día 1 de abril un contrato para reformar toda la fachada. Lo decidimos después de que se produjeran varios desprendimientos menores en los últimos meses. Pero el mal tiempo nos impidió hacerlo antes".

La fatalidad se les adelantó, pero el suceso no los pilló por sorpresa. "Sabíamos que estaba mal, pero tampoco esperábamos algo de esta magnitud", lamentaba el portavoz de los vecinos.

La reforma estaba firmada con la empresa Inmago S.L., pero las obras no se pudieron iniciar cuando estaba previsto debido a las lluvias de las últimas semanas. Se habían pospuesto hasta que mejorase el tiempo pero el accidente forzó a los operarios a actuar en el inmueble para asegurar la parte de la cornisa que no se desplomó, aunque la mejora general presupuestada en alrededor de 50.000 euros todavía deberá esperar unas semanas, a que se esclarezcan las causas del suceso.

El desprendimiento del ladrillo dejó dos heridos pero apenas dejó daños materiales ni efectos en los ocho bajos comerciales del inmueble. Tan sólo la cafetería donde ocurrió el siniestro permaneció cerrada casi todo el día, aunque a media tarde abría sus puertas en un intento por retomar la normalidad.