El mismo día que la lluvia decidió conceder una tregua a la ciudad, las frutas y hortalizas se adueñaron de las calles para celebrar la llegada del buen tiempo. Zanahorias saltarinas, espárragos ataviados de corbata, cocineros y granjeros bailarines, hadas y duendes llegados de las huertas llenaron el ambiente de colorido y provocaron las risas de centenares de niños y mayores en otra edición de la Batalla de Flores.

A ritmo de música disco, rumbas y hasta pasadobles, la comitivia desfiló por la calle Venezuela y Camelias hacia la plaza de América escoltada por el concejal Santos Héctor y agentes de la Policía Local, quienes no dudaron en vestir sus trajes de gala para acompañar a tan destacados personajes.

Tampoco faltaron invitados menos apreciados como una "banda" de avispas gigantes, algunas de ellas avanzando raudas sobre patines, y una enorme tarántula cuyas patas se peleaban por alcanzar los más pequeños.

Trece carrozas desfilaron acompañadas de charangas y diferentes grupos de animación mientras lanzaban kilos de confetti a los niños agolpados en las aceras. "La fruta es vida", decía una voz a modo de locutor de discoteca mientras las madres soñaban con que sus hijos pidan manzanas para la merienda en lugar de bollería y golosinas.

El Concello patrocinó la mayoría de carruajes. Con Caixanova llegaron unos elfos a lomos de caracoles y El Corte Inglés presentó al duende de las frutas. Alcampo, Gadis, Carrefour y el centro comercial Gran Vía también participaron en el desfile, mientras que la Asociación de Comerciantes lo hizo a golpe de samba y Cespa apostó por las calabazas.

Tras el paso del desfile, los niños se lanzaban a zambullirse en las toneladas de serpentinas que tapizaban el asfalto mientras los servicios de limpieza no disolvían con agua su campo de juegos.