Todo se quedó, afortunadamente, en un tremendo susto. Pero los vecinos y comerciantes de la céntrica calle Alfonso XIII no ocultan su preocupación ante la posibilidad de que hechos como el ocurrido ayer, cuando se derrumbó y cayó a la vía pública el balcón del tercer piso del número 44, se repitan. Y esta vez sin que la suerte que impidió que se registrasen heridos, les vuelva a acompañar.

El suceso se produjo pasadas las diez y media de la mañana. Los vecinos escucharon un gran estruendo y cuando salieron a ver lo que pasaba, se encontraron con los restos del balcón, de entre nueve y diez metros de longitud, en plena calle, tanto en la acera como en la calzada. La fortuna quiso que ningún peatón ni ningún vehículo circularse en ese momento por el lugar. Así, sólo hubo que lamentar daños materiales en el propio inmueble de cuatro alturas, que tiene el bajo ocupado por una farmacia y sólo una inquilina en el cuarto piso.

Efectivos del cuerpo de Bomberos y una patrulla de la Policía Local se desplazaron de inmediato a la zona del desprendimiento. Los agentes cortaron la calle para facilitar el trabajo de limpieza y comprobación de los daños y también vallaron el lugar para evitar el paso de viandantes. Durante una hora estuvieron trabajando aunque los bomberos regresaron por la tarde para realizar nuevas comprobaciones, al igual que efectivos del cuerpo local de seguridad. En las catas de los restos del balcón comprobaron que el material estaba totalmente podrido y reconocieron que el percance "podría haber matado a alguien".

De la misma opinión son los vecinos y comerciantes de la zona que. Todavía con el susto en el cuerpo y la imagen de los cascotes en la cabeza, reconocen que no les sorprendió el desprendimiento. Con indignación y temor, lamentan que muchos de los edificios de la calle están "en muy mal estado" y no ocultan su preocupación ante "la más que posible" repetición del suceso.

Por ello, urgen al Concello a adoptar las medidas que sean necesarias "para evitar nuevos desprendimientos" ya que advierten de que "hay más edificios en mal estado". Entre ellos, señalan al que ocupa la esquina con la calle Irmandiños, sede de un antiguo hostal, o el número 36 de la propia calle Alfonso XIII.

Todos reconocen que fue "un milagro que la caída del balcón no pillara a nadie pasando ni por la acera ni por la carretera". En este sentido, subrayan que la vía "tiene muchísimo tráfico" y que la farmacia ocupa el bajo del edificio, lo que genera continua entrada y salida de clientes.

Precisamente las responsables de este establecimiento no dejan de agradecer que "sólo se quedara en un susto y no resultase nadie herido". Explican que escucharon "mucho ruido y luego vimos toda la acera y la carretera llena de cascotes que se habían desparramado por todas partes".

Quejas ante el Concello

También oyeron con claridad el desprendimiento en la Tintorería Imperial. Una de sus responsables, Amelia, señala que "estaba dentro, planchando, y oí un ruido enorme. Salí pensando que había sido un accidente de coche, pero no vi nada, porque el número 44 está un poco más arriba". Cuando notó la presencia de los bomberos y de la Policía se dio cuenta de lo que había pasado. "Otros van a ir detrás", advierte, "porque los voladizos están podridos". Señala como ejemplo al edificio contiguo, el número 36, "por el que ya presentamos muchas quejas ante el Concello".

También comparte este parecer Mª Ángeles Vázquez, que vive frente al número 44. "Acababa de ir a la farmacia", recuerda, "y fue mi hija quien me avisó a gritos de lo acababa de pasar". Con el susto aún reflejado en sus ojos, relata que "fue espantoso" pero admite con alivio que "la gran suerte es que no cogió a nadie debajo porque podíamos haber sido cualquiera de nosotros". Por eso insta a las autoridades municipales a tomar medidas "si es que realmente quieren evitar que un día de estos ocurra una desgracia que no tenga remedio".