El vigués Manuel Álvarez Silva fue fusilado en el vilagarciano monte de Lobeira por su apoyo a la II República. Transcurridas más de siete décadas desde su muerte, su nieto Javier Mosquera quiere exhumar sus restos, sepultados en Cornazo (Arousa).

"Contacté con la Universidad de Santiago y ellos me pusieron en contacto con la comisión de la memoria histórica vilagarciana. Entonces supe que en Vilagarcía había un monumento en honor a los represaliados en la que aparece su nombre". Se refiere a Rosas Rotas, la escultura ubicada en el Parque Miguel Hernández.

La comisión supo que Manuel tenía descendientes. Y es que, aunque había tenido tres hijos con su pareja, nunca habían llegado a casarse y por eso, al aparecer como soltero en la documentación de la comisión, creyeron equivocadamente que ya no quedaban familiares vivos. Tras contactar con la asociación, hijos y nietos de Álvarez Silva visitaron el monumento y llevaron flores al cementerio de Cornazo, dónde siguen sus restos.

Ahora, quieren contactar con Santiago Macías para llevar a cabo la exhumación: "Nuestra ilusión es que los restos de mi abuelo descansen con los de su viuda en Vigo". Aunque Manuel no aparece en las actas de la parroquia de Cornazo, su familia está convencida de que está enterrado ahí no sólo porque así lo reza el acto de defunción sino porque su hija, la madre de Javier, todavía recuerda las visitas clandestinas a la tumba de su padre: "Mi abuela iba con sus tres hijos a ponerle flores pero como no les dejaban entrar en el cementerio, una vecina les colaba por su finca y tenían que andar monte a través hasta llegar a la fosa", dice Javier.

Sepultado

Hace unas semanas, los tres hermanos volvieron y aunque las cosas cambiaron mucho reconocieron el punto dónde fue enterrado su padre. La comisión cree que lo sepultaron en la misma fosa que al grovense Perfecto Allo Sabor, al que mataron a golpes en Lobeira.

Nacido en Lavadores, Manuel Álvarez simpatizaba con el Partido Comunista: "No sabría decir hasta qué punto estaba significado políticamente pero lo cierto es que tras el alzamiento lo perseguían y tuvo que huir", relata su nieto. Se refugió en casa de los familiares de su mujer, nacida en la parroquia catoirense de Abalo y desde allí huyó por el monte hasta que los sublevados fascistas lo encontraron y lo tirotearon. Su familia quiera ahora devolverlo a casa.