Las aceras del primer tramo de la céntrica calle Nicaragua presentaban ayer un aspecto nada atractivo. Y es que decenas de cucarachas, tanto muertas como vivas y paseando a sus anchas, ocupaban parte del firme. Todo por una plaga denunciada por los vecinos y comerciantes y que llevó a la Brigada de Desinfección del Concello a fumigar el miércoles en lo que fue el primer paso de un plan de limpieza que se retomará el lunes para acabar con la proliferación de estos insectos.

Fuentes municipales señalan que el foco "podría estar en el alcantarillado o en un transformador eléctrico cercano" e incidieron en que "es la época del año en que este insecto está en eclosión y es normal tanta presencia". La brigada volverá el lunes a fumigar y, posteriormente, esperará entre una semana y quince días para constatar si esta medida ha sido suficiente para controlar la plaga o bien si es preciso tomar otras iniciativas. De todas maneras, recuerdan que el próximo 5 de mayo comenzarán con la campaña general de desratización en todo el municipio, que incluye acciones para acabar con los roedores y estos molestos insectos.

Por su parte, los vecinos no ocultan su desagrado ante la situación. Así, Rosa Barcia y José Lorenzo, del número 5, explican que los problemas empezaron a aparecer hace ya tres años "después de que derribaran un edificio que teníamos detrás". Tras un periodo de cierta calma, la plaga arreció hace "unos dos meses" e invadió el garaje y los trasteros. Por ello, fumigaron hace veinte días, pero parece que no ha servido de mucho. "Es un asco, yo me encontré una ayer -por el miércoles- en la terraza y ahora no para de picarme todo el cuerpo", cuenta Rosa, que vive en un segundo piso.

Los vecinos del número 3 también constataron la presencia de estos insectos en zonas comunes, como los garajes o los trasteros. Uno de ellos incluso comentó que "no hace mucho vi una por el descansillo del segundo piso". Confían también en que la lluvia ayude a solucionar un problema que sufren y que a muchos les provoca incluso estremecimientos de asco.

Elena Cerviño, de la tienda de enmarcación que lleva su nombre en el bajo entre ambos números, sufre el problema. "Todos los días me encuentro unas cuantas cuando abro la tienda y espero una solución", apunta, mientras muestra un insecticida con el que trata de defenderse. "Hace tiempo que pasa esto, pero ahora es peor", concluye.