La Aduana del aeropuerto de Sá Carneiro de Oporto sólo admite un fallo, aunque importante, en el cobro de aranceles al vigués Enrique Sanjurjo. Este empresario pagó 1.283,61 euros por unas compras realizadas en Nueva York y tres móviles Iphones que le había regalado un familiar. La Aduana insiste en que entregó al empresario un recibo con el importe abonado, "pero escrito a mano porque el sistema informático no estaba operativo". En cambio, otros pasajeros gallegos han sufrido similares "sablazos" de la Aduana de la terminal lusa y tampoco pudieron denunciar o reclamar la cantidad al carecer de recibo.

En el caso Sanjurjo, la respuesta de los aduaneros remitida a este diario por la embajada de Portugal, pone en evidencia la validez de ese papel. El empresario sí posee un documento encabezado con la frase "Termo de pagamento", pero únicamente refleja el abono de 174 euros. Esto fue lo que aceptó pagar en concepto de aranceles y por obligación expresa de los agentes bajo amenaza de requisar las compras. Pero una vez efectuado el pago de "forma voluntaria", los aduaneros decidieron revisar su equipaje de mano donde portaba los Iphones.

Fue entonces cuando a Sanjurjo -que viajó a Nueva York por una revisión médica de sus dos operaciones de cabeza- le exigieron los citados 1.283,61 euros. Tras dos horas de "cacheo" en la sala de Aduanas, el empresario pagó de nuevo para poder abandonar el aeropuerto. Pero por mucho que reclamó otro recibo donde constase la cantidad total abonada, los agentes se limitaron a escribir a mano en un rincón del mismo papel la suma de los 174 más 1.109,61 euros.

Sin explicaciones

Sanjurjo protestó alegando que dicho recibo carecía de validez, y tampoco nadie justificó que la cantidad apareciese escrita a mano, y ni mucho menos que se debía a un fallo informático.

La oficina diplomática lusa también parece sorprendida por la "indignación" mostrada por el empresario: "Nunca el comportamiento del pasajero y su acompañante [su novia] reveló discrepancias más allá del malestar por tener que pagar y gastar un poco más de tiempo, así como su preocupación por quedar registrado como un contrabandista, a lo que se le dijo que nos".

En su tenso encuentro con los aduaneros, el empresario intentó mostrarles los informes médicos sobres sus operaciones que recomendaban evitar "situaciones de estrés". Sanjurjo asegura que les contestaron: "Ese é o seu problema". La embajada, sin embargo, dice que, precisamente considerando su estado de salud, se le ofreció la posibilidad de salir del aeropuerto "para descansar" a cambio de que su novia atendiese a los agentes.

Por último, la embajada afirma que la aduana dispensa los pasajeros gallegos "trato idéntico a cualquier otro ciudadano de la UE, y que igual incomodidad sientes otros pasajeros cuando las Aduanas cobran lo que la legislación comunitaria y nacional impone".