Jesús Pérez y Fernando Ferrere compartieron pupitre y pandilla en el colegio e instituto. Ambos tienen 25 años y han descubierto su vocación: electrónico y profesor. A uno le ha costado sólo tres currículos y una semana encontrar el primer empleo y del siguiente trabajo (el actual) le han llamado sin terminar el segundo ciclo de FP. Tiene un contrato indefinido. El segundo compañero de aula también trabaja desde hace "dos años y tres meses". Lo hace en un pub, pero aún no ha perdido la ilusión de "currrar" de lo suyo: profe de Educación Especial. No se rinde. Eso sí, trabajar doce noches al mes le reporta la mitad de lo que cobraría en la docencia por hacerlo treinta jornadas. Oposiciones e interinaje son los peajes de su diplomatura: "Empecé en esto por necesidad, era provisional. Ahora es para tirar hasta la oposición", explica Fernando. A Jesús puede vérsele también en la facultad de "Peritos", donde llegó al pasar el ciclo superior de FP de Electrónica. No se lo imaginaría cuando dejó el instituto, en 2º de BUP de entonces. "Me volqué en estudiar algo que me gustaba. Y ahora, me decidí a hacer la carrera porque había personas con más conocimiento que el mío"