El mal olor y un cambio de color en el río Lagares hicieron saltar las alarmas entre los vecinos de Coruxo durante el mediodía de ayer, que

rastrearon el origen del vertido y que achacan al mal funcionamiento de los tanques de tormentas de los colectores de Caramuxo y Xunqueira de Lagares. La intensa lluvia registrada durante la mañana hizo desbordar estas fosas, que llevaron al río restos del saneamiento urbano. Durante la tarde, el aspecto del río a su paso por el polígono industrial de Caramuxo era turbio y oscuro, más grisáceo en la desembocadura de los aliviaderos.

La primera llamada de alerta de los vecinos más próximos a la depuradora se produjo cerca de la una de la tarde, según aseguran Rita Campos y María Dolores Pazó, de la Comisión de afectados por la depuradora, que temían un nuevo vertido de la depuradora. Tras avisar a los servicios municipales de Medio Ambiente, técnicos del Concello confirmaron las sospechas sobre los tanques de tormentas. "El río bajaba muy negro y llamamos también al 092, pero no nos cogió nadie", relatan.

Los afectados agradecieron la rápida respuesta del responsable municipal, con quien visitaron las márgenes por la tarde para comprobar el alcance del vertido. Sin embargo, protestan por la falta de respuesta de la empresa concesionaria del servicio, que no atiende a sus llamadas.

Este incidente supone para los vecinos afectados de Coruxo y Navia otro ejemplo del mal funcionamiento de la planta depuradora, que afirman que "está fallando" desde su construcción hace nueve años. Aseguran que están dispuestos a llegar a la vía judicial.

Nuevo proyecto

Todo apunta a que la depuradora de Vigo se quedará en Coruxo. La Consellería de Medio Ambiente ya licitó la redacción del estudio técnico para la construcción de una nueva planta por 1,2 millones, en la misma ubicación que la actual.

El proyecto de "macroplanta" conlleva una inversión de 180 millones de euros, de os que 104 serán aportados por el Ministerio de Medio a través de fondos europeos, según datos facilitados recientemente por la Xunta. Para finales de 2010 se prevé que la obra esté finalizada y preparada para entrar en funcionamiento en ese mismo año. El Concello deberá de buscar una solución al desalojo de veintitrés familias que actualmente viven en los terrenos que ocupará la futura planta.