Uno de los naranjos de la calle García Barbón es el huésped más antiguo del vivero de O Castro, en donde lleva más de dos años convaleciente, aunque sin que los jardineros pudiesen determinar el origen de su mal. Es otra de las plantas que ya está recuperada, aunque sus frutos amargos no comestibles. En el anecdotario de los jardineros está el caso de unos marineros de origen británico que solicitaron las naranjas salvajes de la calle para elaborar mermelada, según indica el jefe de servicio de Parques y Jardines, Rafael Lage.