El atentado en la nueva terminal de pasajeros del aeropuerto de Barajas T-4, sucedido el pasado 28 de diciembre, el rebrote de la kale borroka en las calles vascas, el controvertido caso de De Juana Chaos, la proximidad de las elecciones municipales y la negativa del Gobierno a legalizar Batasuna, han obligado a reforzar la vigilancia en el País Vasco. Las compañías de seguridad han reclamado más escoltas privados a las empresas de formación gallega, y en los últimos meses se han incorporado, al menos 5 nuevos profesionales de la ciudad de Vigo, y alrededor de una veintena de gallegos, según confirmaron fuentes del sector.

Estos guardaespaldas se sumaron a los cerca de 2.000 agentes privados que ejercen en las tres provincias vascas custodiando, especialmente, a políticos, abogados, jueces y magistrados.

Acceder a las estadísticas es prácticamente imposible ya que por motivos de seguridad se guardan a buen recaudo en la Secretaría General del Ministerio del Interior, si bien los propios gallegos en la zona aseguran que las cifras pueden rondar los 200 escoltas de la comunidad.

"El clima es muy malo"

Esta misma semana el Gobierno alertaba de que la situación de inestabilidad que se vive en el País Vasco podría suponer un rebrote de la kale borroka. Los escoltas vigueses que trabajan en la zona consultados por este periódico, sostienen que la situación nunca dejó de ser mala, y "la kale borroka nunca dejó de existir".

"En este momento el clima es muy malo, y la tregua no cambió absolutamente nada", asegura uno de los escoltas destinado desde hace cinco años en la zona.

C.M.A.P., vecino de Chapela, actualmente al frente de una compañía de seguridad en Galicia que trabaja con escoltas en el País Vasco, sostiene que "no creo que ninguno de mis compañeros se hayan creído lo de la tregua y en ningún momento se bajó la guardia".

"La gente no se lo creía"

Los que allí están destinados aseguran que no fueron tantas las personas amenazadas que renunciaron a sus escoltas una vez anunciada la tregua "lo que quiere decir que la gente no se lo creía tanto". Ahora, además de reclamar protección para aquellos que habían renunciado, "se está tapando lo que estaba sin seguridad", dice.

Ambos escoltas recuerdan que el mayor refuerzo de seguridad privada en el País Vasco se produjo entre los años 1999 y 2001 cuando la banda terrorista ETA rompió la tregua que había anunciado 14 meses antes, en septiembre de 1998. "En ese momento se reforzó la seguridad de manera abrumadora", sostiene C.M.A.P., "y la demanda de ahora no fue como aquella".

"Momento crítico"

Además, la situación se va enrareciendo poco a poco. La proximidad de las elecciones municipales y la negativa del Gobierno central a legalizar Batasuna está tensando el clima "y entiendo que vamos a vivir un momento crítico en estas elecciones y se deben de reforzar las protecciones", sostiene este escolta vecino de Chapela.

"No sabemos cómo van a saltar, pero va a haber más movimiento de kale borroka, que es terrorismo de baja intensidad", asegura este escolta.