La violencia crece en las aulas de Vigo. Siete alumnos que cursan Secundaria (ESO) ya fueron trasladados de instituto en lo que va de curso por conductas violentas en el centro donde estudiaban, mientras que durante todo el calendario escolar de 2006 sólo se desplazó por este motivo a un estudiante. Se trata de cinco varones y dos mujeres, de entre 13 y 15 años.

Es la medida "más grave" con la que Educación penaliza a los alumnos con "faltas de convivencia", explica el subdirector xeral de Inspección, Avaliación e Calidade do Sistema Educativo, José Graña, que confirma que este curso no hay constancia de ningún caso de acoso escolar flagrante o bullying. Sin embargo, cada vez más profesores se atreven a denunciar insultos, que a veces se convierten en leves agresiones físicas y amenazas, como aseguran desde el sindicato independiente ANPE.

Para profesoras como Maite Fernández, que lleva dieciocho años en el IES Carlos Casares, el "peregrinaje" de centro a centro no es la solución para una pequeña parte de alumnos conflictivos que necesitan un trato específico y que sufren trastornos de conducta: "Hay alumnos que suponen un problema para su entorno y para la clase en que se meten. Entre los niños de segundo y tercero de ESO suelen estar los más conflictivos". Para ella, el número de estudiantes por aula también es clave en esta problemática.

Nuevas medidas

Es necesario cambiar las medidas que se aplican, según la confederación de Asociacións de Nais e Pais de Alumnos de Vigo (COANPAS), que también cree que el traslado del alumno sólo beneficia cuando existe una pandilla conflictiva y se separa a los miembros, pero en el resto de los casos sólo sirve para "colgar el cartel al niño como futuro delincuente". La directora de la comisión de convivencia y necesidades educativas especiales de esta federación viguesa, Bertila Fernández, se refiere a niños con conflictos serios de agresividad que precisan apoyo y tratamiento, "pero también sería preciso crear centros de ayuda a la familia".

De los 410 expedientes disciplinarios que se abrieron a alumnos en la provincia de Pontevedra durante el curso pasado -casi la mitad de Galicia-, aproximadamente un centenar se aplicaron sobre alumnos de Vigo y en la inmensa mayoría cursaban primer ciclo de la ESO. Más de cuarenta en primero y segundo curso de la ESO, es decir, alumnos de 13 y 14 años, según la inspección de Educación.