Bióloga de profesión, dirige desde hace bien poco el Instituto de Investigaciones Marinas, el centro del CSIC en Vigo, cuyas primeras instalaciones se abrieron en 1951 el Colegio Alemán con la denominación de Investigaciones Pesqueras para, diez años después, instalarse en un local en los soportales del Berbés, donde la propia Aida Fernández empezó a trabajar. Desde el año 1973 el Instituto ahora premiado por la ciudad está en Bouzas y en él trabajan 180 personas, entre personal científico, de apoyo, profesionales en formación y contratados.

- ¿Cómo reciben este premio de la ciudad?

- Con una gran satisfación porque no era esperado y tiene un gran valor porque es el reconocimiento a la labor de estos años, al trabajo en investigación de calidad realizado que lo ha convertido en un centro que goza de gran reconocimiento.

- ¿Cuáles son sus actuales líneas de investigación?

- El nuestro es un centro de reconocido prestigio internacional y en el que se realiza investigación puntera y también muy ligada a Vigo, como la oceanografía, la tecnología de alimentos, la biotecnología y acuicultura o los recursos y la ecología marina. Tenemos, además mucha colaboración con las empresas, con los investigadores de la Universidad y muchos incluso realizaron su formación aquí, lo que demuestra que disponemos de una gran capacidad de formación de investigadores. También tenemos mucha colaboración con el Centro Oceanográfico.

- Precisamente, con esas instituciones están llamados a participar en la Ciudad del Mar. ¿Qué opina de ese proyecto?

- Lo veo como una gran oportunidad y creo que es factible. Creo que aquí muchas veces perdemos mucho tiempo mirándonos el ombligo y poniéndonos problemas. No digo que eso esté mal, pero a veces por pensar demasiado las cosas, corremos el riesgo de que otra ciudad se lo lleve.

- La controversia se ha planteado por la ubicación en la ETEA, un lugar en el que ustedes podrían ubicarse también para superar los problemas de espacio que sufren en Bouzas...

- Es cierto que tenemos problemas de espacio. Durante tiempo hemos estado, como en las familias que crecen, haciendo sitio para cada nuevo miembro que se incorporaba o nos visitaba pero estamos ya en una situación en que necesitamos comprar una nueva casa. La ubicación de la ETEA es para nosotros muy adecuada, porque necesitamos agua próxima y de calidad. Además, allí podrían estar otros centros que necesitan o necesitarán más espacio. Pero no es sólo una cuestión de ladrillos sino de aprovechar sinergias y colaborar en investigación.