"A esta calle se entraba invitado"

Javier Mosquera / VIGO

A la Privada Moderna se entraba por invitación, que por algo había portero y todo en las escaleras que daban a Urzáiz y un gran portalón en la trasera, a la calle de San Roque, que era por donde entraban los coches fúnebres.

Rosa Sotelo Zarazo estrenó con sus padres, en 1932, la urbanización conocida como la Privada Moderna, un conjunto de 24 casas que cuando años más tarde las adquirió Grimberghs, dicen que por 175.000 pesetas de la época, le añadieron un piso más a cada una. Viviendas en régimen de alquiler propiedad ahora de una sociedad que tiene otros planes para la zona.

"Vivíamos en un primero, pero como éramos siete hermanos mi madre tenía miedo de que alguno se cayera por una ventana y en cuanto fue posible nos pasamos a uno de los bajos, que es donde sigo yo".

Habitada por familias numerosas había, según recuerda, "una juventud muy sana. Se organizaban verbenas y se entraba por invitación. Venía una orquesta que traía Francisco Aparicio, un vecino que era músico, y se ponía un churrero... Había que pedir permiso al Ayuntamiento. Los propios vecinos arreglaban la calle, pero ahora todo se está abandonando. Casa que queda vacía, casa que ya no se ocupa y ahora hay unas doce libres".

"Venían a diario el barquillero y el churrero. Y la gente bajaba para comprarles. Y venían también las lecheras. Era todo muy bonito", insiste.

Dando a San Roque estaba también la finca de Los Esponda. "Los chiquillos tirábamos la pelota para entrar en ella y salíamos con la pelota y una bolsa de manzanas. Hubo una tienda y una carnicería, con una puerta que daba a la calle. Era un paraíso. Como no había coches, jugábamos en la calle a los generales, con las cajas vacías de de las cerillas, a las bolas, a la cuerda, a la palma corrida a las mariquitillas... Y tanto jugábamos niños como niñas".

Casas muy bien hechas, en una urbanización que en sus tiempos fue considerada de lujo y en la que aún los residentes se llevan bien entre ellos porque todavía es frecuente el parentesco entre los inquilinos. "Éramos como una gran familia y a veces ibas de visita a una casa y ya te quedabas a comer. "Cuando había boda, todos los vecinos nos hacíamos una fotografía juntos".

Tracking Pixel Contents