Por un mercado laboral más solidario

Jose L. Fernández / VIGO

La calidad de vida de las personas con Síndrome de down ha experimentado una mejoría impensable hace unos años. Es el fruto de una lucha llevada a cabo por sus familiares para lograr su integración social como ciudadanos de pleno derecho. Su lugar en una sociedad más justa donde ellos también tienen cabida.

El programa "Empleo con apoyo", promovido por la asociación Down Vigo, intenta ayudar a paliar esta problemática. Desde el colectivo reconocen que la situación en este aspecto ha dado un giro de 180 grados, y si antes eran muchas las empresas reticentes a la hora de contratar a un trabajador con esta disfunción, ahora son las propias empresas las que los demandan, hasta el punto de que no hay en la asociación viguesa personal suficiente disponible para incorporarse a esos puestos.

Eva Alonso, responsable del proyecto, afirma que "su inserción laboral suele ser satisfactoria, y ahora mismo contamos con siete chicos contratados, y uno de ellos lleva ya dos años". Los contratos se dan sobre todo en sectores como el de la alimentación y en el sector servicio. "Ellos trabajan las mismas horas que una persona sin discapacidad. Actualmente nos han solicitado a cinco personas más, y no contamos con chicos disponibles", afirma Eva.

Fernando Molina, presidente de Down Vigo, destaca que la percepción hacia los afectados por esta disfunción ha cambiado mucho. "Cuando empezamos con el programa muchas empresas incluso se negaban a recibirnos", afirma Fernando.

En cuanto a las razones del éxito de la iniciativa, el presidente de la asociación asegura que "son los frutos de años de sensibilización y trabajo", aunque también reconoce la ventaja que supone para un empresario contratarles: "Es cierto que tienen ventajas fiscales, rebaja sobre el impuesto de sociedades, y de coste en la seguridad social, pero muchas lo hacen por motivos de sensibilización y saben que da una buena imagen".

Además, la legislación establece, desde el año 82, una cuota para discapacitados en aquellas empresas que cuentan con más de 50 trabajadores. "Casi nunca se cumple, y llevamos años denunciándolo", asegura Fernando, "como mucho lo hacen en la administración, para dar ejemplo".

El programa se lleva a cabo con la ayuda de la Xunta, que financia un técnico de empleo en cada asociación, y éstas firman convenios con empresas como la Asociación de Jóvenes Empresarios o la Cámara de Comercio. "Empiezan a trabajar en prácticas y cuentan con un preparador laboral que ejerce tareas de apoyo, y va desapareciendo gradualmente", relata Fernando Molina. "Son chicos sin experiencia laboral previa pero están demostrando con creces su valía. Nuestro objetivo es motivar a las familias para que les animen a trabajar y relacionarse".

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