Marina tiene presente su llegada a la calle San Roque cuando aún estaban "colocando los colectores para el saneamiento y lo único que yo recuerdo era mucha tierra porque la calle estaba toda levantada".

De los edificios actuales, pocos existían entonces, además del de su familia, situado junto a lo que en la actualidad es la parroquia de San Pablo, abierta en el bajo de un edificio relativamente reciente. El resto, eran casitas bajas y la cercana Doblada.

"Esa zona eran campos y yo recuerdo perfectamente a las ovejas, que andaban por allí sueltas", cuenta Marina, para quien la vida de su calle "era la de un barrio en el que todos nos conocíamos y a mí me recordaba un poco a la aldea nuestra, aunque la verdad es que fue un choque el prinicipio en Vigo".

También revive Marina los días de mediados de agosto en los que su calle se convertía en un gran desfile de personas cargadas de enseres y comidas para pasar el día en la romería de San Roque, "aunque muchos años nosotros nos íbamos a Torneiros, porque allí también se celebra esa fiesta".

La ideología de la familia hizo que las hijas salieran del barrio para ir a la escuela y, de hecho, su formación fue encomendada al maestro Pousada, que tenía en una casa de Santa Cristina una escuela "diferente, laica, que rompía moldes y donde se hablaba de todo con libertad y se leían cosas diferentes".

Las circunstancias de la vida hicieron que Marina siga aún al frente de su mercería de la calle San Roque, en un barrio ahora densamente poblado y diferente del de su infancia.