Tiene alma de trotamundos Emérito y de tal comenzó a ejercer con 17 años, cuando dejó su Pontecaldelas natal para marchar a Brasil. Allí, donde conserva "grandes amistades nativas" que aún visita de vez en cuando, vivió durante diez años. Su residencia estaba en Bahía pero su trabajo como vendedor de una empresa de materiales de construcción le llevó a viajar y, por tanto, a conocer casi todo el país. Luego vendrían cinco años en un barco norteamericano de gas butano con el que recorrió casi todas las Antillas, también Norteamérica y gran parte del mundo. Una vez desembarcado, tomó rumbo a Argentina para casarse con una gallega a la que conocía desde niño y fue la "morriña por Galicia" de su mujer, Amelia Alonso André, la que le trajo de vuelta a su tierra pese a que no era ése el deseo de Emérito, más vocacional de los climas y los caracteres tropicales.

Nunca antes había trabajado en la hostelería pero esa fue, precisamente, la suerte que le deparó su nueva vida en Vigo. Eligió para asentarse la calle Placer y en ella, el conocido como bar Verín, con un siglo de historia y que, después de casi cuarenta años, hace dos que Emérito traspasó. Su casa, en la paralela calle Granada, abre las ventanas sobre Placer, hoy irreconocible y tomada por la maquinaria que hará posible la renovación del saneamiento y otras mejoras.

Emérito evoca aquellos primeros y duros tiempos de finales de los sesenta cuando inició su nueva vida de hostelero con ansias de ganarse la vida sólo con "buen vino y buenas tapas" en una de las calles más antiguas de la ciudad y contigua a la de A Ferrería.

"Estas calles, cuando yo llegué eran bastante conflictivas, había una movida de chulos tremenda en A Ferrería y la policía ni podía actuar; había gente muy violenta, en el bar había jaleo casi siempre y tuve que hacerle frente a esa situación", asegura Emérito, que recuerda la calle Granada, cuando aún no existía el edificio de Ayuntamiento, como "un camino desmantelado, sin asfalto ni luces y por la noche, cuando volvía a casa a las tres de la mañana, hasta daba un poco de reparo".

Emérito, ya jubilado, logró su objetivo de "limpiar" el ambiente de su bar, pionero en la ciudad en el "botellón", algo que recuerda con orgullo.