Todo se inició con la decisión que en los años cuarenta tuvieron Manuel Varela y Baudilio Vázquez de asociarse en los negocios. Su aventura empresarial se inició en 1946 cuando ambos abrieron una tienda de confección en lo que entonces era Felipe Sánchez y hoy es Areal. Luego vendría otra tienda en Príncipe para después, con el traslado a otro local en la confluencia de la Ronda de Don Bosco con Loriga, ampliar la oferta comercial con la venta de muebles.

La larga trayectoria comercial de ambos socios se concreta en la actualidad en un establecimiento que en su día trajo a la ciudad un nuevo concepto de comercio: los grandes almacenes, en los que se vendía un poco de todo, pero sobre todo, confección y muebles. Las familias de ambos precursores siguen al frente de los almacenes "Gran Vigo", emblema del comercio local y también de la calle en la que se ubica: María Berdiales.

"Se eligió el nombre de Gran Vigo por las posibilidades de futuro que se le veían en la ciudad y creo ,que fue un acierto", señala José Luis Varela, el gerente actual de la sociedad Almacenes Gran Vigo SA, hijo de uno de los socios fundadores y marino mercante en su juventud. El empresario decidió quedarse en tierra "para atender a la familia porque el mar, si no lo dejas en el momento adecuado, luego es ya muy difícil". Antes de dar un cambio tan radical a su vida, José Luis Varela había pilotado el Andrade, primer barco de Pescanova que fue a África del Sur y también bacaladeros y pesqueros en Terranova y Canarias.

Pero aquello es pasado y hoy los almacenes Gran Vigo son los únicos de capital local que sobreviven en la ciudad después del cierre de "El Pilar" y "Asefal".

"Gran Vigo" busca ahora su futuro, en lucha con los nuevos hábitos del consumo y por eso prepara el traslado a una nave fuera del centro urbano. "Los tiempos cambiaron, es difícil aparcar y la gente busca otras cosas", señala el gerente de una empresa con fiel clientela de parroquias y ayuntamientos cercanos a la ciudad, del Gran Vigo.