La ebanistería de Ángel es, junto con la fontanería, la farmacia, la mercería o la pastelería, uno de los últimos testigos del comercio tradicional de la calle Venezuela, que sufrió una auténtica revolución, lo mismo que todo el barrio de Casablanca, con la apertura de El Corte Inglés, en septiembre de 1975.

En el solar que ocupan los grandes almacenes "la gente de por aquí tendía la ropa y también estaba la antigua fábrica de vidrio de Álvarez; de hecho, creo que en esta ebanistería estuvo en tiempos el comedor de los obreros de la factoría", recuerda Ángel.

El entonces joven aprendiz de ebanista participaba también de los partidos de fútbol que organizaban los chavales del barrio cuando "por esta calle casi no pasaban coches y, nosotros, venga, a balonazos contra el muro de Álvarez".

También evoca Ángel los tiempos en que el tramo de la calle que va desde la Gran Vía al Concello aún no era más que "la prolongación de la calle Venezuela" y no olvida los paseos "a buscar agua a la fuente de la Areosa, donde hoy está Padre Don Rúa".

Ángel "O Neno" es bien conocido por el vecindario "que aquí es muy bueno y muy familiar" y, al revés, él es capaz de citar con exactitud cada uno de los negocios que hay y hubo en la calle desde que él comenzó en un negocio que llegó a tener tallista, tornero y barnizador. Así, de su memoria salen los nombres de los predecesores del actual comercio de la calle: el almacén de maderas del "Garabatos", las primeras tiendas de electrodomésticos, la carpintería de Tomé, el garaje, los efectos navales Andrade...