Es, sin duda, una de las calles "más aireadas" de la ciudad y su propio nombre y altura evocan los fríos que trae el viento del Norte.

Transcurre entre Urzáiz y la Travesía de Vigo y en ella confluye la calle Escultor Gregorio Fernández, dedicada al artista pontevedrés radicado en Valladolid que vivió entre los siglos XVI y XVII, que está considerado como uno de los mejores imagineros españoles y a cuya escuela o influencia se atribuye la talla del Cristo de la Victoria, emblema espiritual de la ciudad de Vigo.

La Vía Norte asciende hasta la iglesia de Fátima y la atestada Travesía de Vigo en paralelo con la estación y las vías del ferrocarril, que separan esa alta zona de la ciudad de García Barbón.

Densamente poblada en la actualidad, precisamente en los muros de la estación acababa en tiempos la ciudad, que poco más arriba lindaba con el Ayuntamiento de Lavadores.

En la actualidad, la acera que transcurre sobre la estación de ferrocarril es un privilegiado mirador sobre la ría. "Es una zona muy tranquila" pero también en la actualidad y por la dirección única obligatoria -"¿quién sería el iluminado al que se le ocurrió tal cosa, que representó el fracaso de la calle", se pregunta Angelita-, sufre "la presencia de delincuentes, sobre todo, a las horas en que cierra el comercio".