La decimotercera etapa del Giro de Italia unirá Ravenna y Verona con un recorrido de 198 kilómetros totalmente llanos que, salvo sorpresa mayúscula, decidirán la victoria al esprint.

La jornada transcurrirá íntegramente por una larga llanura que invita a la alta velocidad si el pelotón se lo propone, incluso a la formación de abanicos si se presenta el viento. El escenario serán las planicies de Ferrara, Polesine y Mantua.

Un trayecto propicio para la típica escapada controlada que se suele derribar a pocos kilómetros de meta. Después de transitar por carreteras rectas y anchas, en la llegada a Verona habrá que prestar atención a los numerosos cruces con rotondas, isletas y mobiliario urbano.

La recta final será propicia para que los velocistas midan sus fuerzas y aprovechen una oportunidad única.