"Mi gran problema personal es que yo vivo en un exilio involuntario por el secuestro de mi padre en el 98, no toda la gente que estuvo en el secuestro fue capturada", dijo en una rueda de prensa Del Toro, director de "El laberinto del fauno".

El cineasta confesó que añora volver a hacer cine en su ciudad natal, Guadalajara, oeste de México, pero se rehúsa por cuestiones de seguridad, ya que los secuestradores de su padre siguen sueltos.

"Al final del secuestro no nos despedimos con un beso, hubo amenazas concretas. Ese es el miedo de verdad, que no es de monstruos ni de 'Godzillas'", reveló Del Toro, quien vive en Estados Unidos, aunque por proyectos cinematográficos los próximos años radicará en Nueva Zelanda.

El director mexicano contó que hace unos días, cuando revisó un trabajo que hizo en México lloró porque extrañó "mucho la posibilidad de filmar en las calles de Guadalajara".

Del Toro dijo que ante esa situación, la única forma que tiene para estar presente en la escena del cine mexicano es a través de la producción.

Expresó que más que un dolor, es una amputación el no poder hacer cine en su país.

"No importa cómo me vaya en la vida, me siento incompleto porque no es que lo extrañe, lo necesito, es muy difícil para mí. El problema es que si fuera yo solo aquí estaría, filmando aquí, pero tengo familia", argumentó.

México vive una ola de violencia atribuida al crimen organizado y paralelamente han aumentado los secuestros. En 2007 se denunciaron en el país 438 plagios, un 35 por ciento más que en el año anterior, según cifras oficiales.

Guillermo del Toro viajó a la Ciudad de México para estar presente hoy en la premiere de la película "Rudo y Cursi", ópera prima de Carlos Cuarón y que vuelve a reunir en la actuación a los mexicanos Gael García Bernal y Diego Luna.

"Rudo y Cursi" fue filmada por Cha cha chá, la productora conformada por Guillermo del Toro, Alfonso Cuarón y Alejandro González Iñárritu.