Los jueces consideraron que los nombres de famosos pueden ser utilizados para campañas publicitarias, siempre y cuando se trate de temas de interés público y su contenido no sea insultante.

Según el tribunal, las empresas publicitarias tienen el mismo derecho que otros a la libre expresión.

El marido de la princesa Carolina de Mónaco había unido sus fuerzas en este proceso con el cantante y compositor Dieter Bohlen, creador del dúo Modern Talking, igualmente utilizado de manera indirecta en la campaña publicitaria de Lucky Strike en prensa escrita.

En el caso de Ernst August de Hannover podía verse una cajetilla de cigarrillos estrujada, en referencia a los frecuentes altercados del marido de Carolina de Mónaco, acompañada por el texto "War das Ernst? Oder August?", un juego de palabras con el nombre del príncipe que podría traducirse como "¿Era en serio? ¿O augusto?".

La referencia al músico Dieter Bohlen se producía en otro anuncio de la misma marca con el lema publicitario "Mira, querido Dieter, así se escriben libros", en el que algunas palabras figuraban en negrilla.

Poco antes, el antiguo líder del grupo Modern Talking había publicado un libro de memorias bajo el título "Hinter den Kulissen" (Tras las bambalinas), contra el que habían sido presentadas varias denuncias por atentar contra la intimidad de algunas personas.

El presidente de la sala, Joachim Bornkamm, subrayó que la "publicidad está en su derecho de abordar temas de actualidad" y añadió que los famosos tienen que soportar esto siempre y cuando no se vean vulnerados sus derechos a la protección de la personalidad.

La abogada del príncipe y el músico había denunciado a la marca Lucky Strike por practicar una "comercialización forzosa" de sus clientes al hacer publicidad con sus personas pese a no citar sus nombres.

La Audiencia Superior de Hamburgo había condenado en primera instancia a la marca al pago de 35.000 euros a Dieter Bohlen y 65.000 euros al príncipe Ernst August de Hannover. Lucky Strike apeló a una instancia superior.

En nombre de la empresa tabaquera British American Tobacco, su abogado Heinz Jordan alegó ante el tribunal con sede en Karlsruhe que los lemas publicitarios también se encuentran protegidos por el derecho a la libertad de expresión que contempla la Constitución alemana.

A su juicio, los dos demandantes son responsables de los sucesos que son abordados por los anuncios publicitarios y subrayó que "si la prensa puede informar de ello, la industria publicitaria también puede convertirlo en objeto de debate crítico o con humor".

Con su sentencia de hoy, el Supremo sigue un dictamen similar al pronunciado en octubre de 2006 tras una denuncia del político socialista Oskar Lafontaine contra la marca de alquiler de vehículos Sixt, por una campaña publicitaria que usaba los retratos de dieciséis miembros del gobierno alemán.

En el caso de Lafontaine, que había dimitido como ministro federal de Finanzas, su foto figuraba tachada y acompañada del texto "Sixt también alquila sus coches a los empleados en periodo de pruebas".