Los servicios de cuidado a domicilio permiten a la persona mayor permanecer en su entorno sin por ello prescindir de las atenciones que precisa para su bienestar físico y emocional. La tranquilidad que reporta al mayor continuar viviendo en su hogar, rodeado de sus recuerdos y seres queridos, es posible gracias a los profesionales que prestan estos servicios, no siempre lo suficientemente valorados por la sociedad. “Trabajamos a diario, incluso domingos y festivos durante las horas que las familias lo requieran; somos un cuidador por paciente, al que además de aseo, alimentación y compañía le ofrecemos terapia ocupacional, reflexología, masajes, etc”, explica María del Carmen González, directora de una empresa especializa en atención a domicilio.

A la hora de buscar a una persona para atender a nuestro familiar que precise este servicio es fundamental tener en cuenta la preparación del cuidador y valorar la asistencia que presta. “Nuestro principal objetivo es ofrecer una atención personalizada y de calidad, planificando todos los cuidados siempre a la medida de las necesidades de los mayores y conseguir que así se sientan más confiados, seguros y satisfechos”, comenta esta especialista.

El respeto al paciente y a su dignidad son los pilares sobre los que se asientan los cuidados profesionales y la formación que reciben los profesionales de estos servicios asistenciales. Resulta fundamental que se establezca una relación estrecha y cercana con el paciente para crear con ellos un ambiente de confianza y así prestar el tipo de ayuda que resulte más útil y beneficioso para la calidad de vida del cliente.

Dependiendo de las necesidades de la persona mayor y sus familiar, la asistencia puede limitarse a dos horas o incrementarse progresivamente hasta las 24 horas del día. El abanico de servicios cubre desde necesidades básicas como el aseo completo, una alimentación sana y equilibrada una atención sanitaria básica hasta ejercicios rehabilitadores o fisioterapia elemental, pasando por cuidados estéticos como peluquería, manicura o pedicura. Estas labores se complementan con otras como el acompañamiento del mayor al médico, gestión de recetas y medicación con el médico de familia.

El mantenimiento de la actividad física e intelectual, dentro de las posibilidades de cada cliente, es otro de los aspectos en que incide la atención a domicilio. Los paseos por el exterior de la casa, recomendables al menos una hora al día siempre que sea posible, las conversaciones o la percepción del cariño son elementos muy beneficiosos para la salud física y psicológica del paciente.

El concepto de servicio integral implica ofrecer la flexibilidad necesaria para que los cuidados evolucionen de acuerdo a las necesidades cambiantes que vayan presentando los usuarios.

Lograr la mayor autonomía posible

En los casos en que la persona mayor tenga una discapacidad que le haga ser dependiente, “los servicios de ayuda a domicilio deben enfocarse siempre hacia el desarrollo de habilidades potenciales y la provisión de los apoyos necesarios para lograr la mayor autonomía posible”, manifiesta María del Carmen González, directora de una empresa especializada en servicios asistenciales a domicilio.

En este sentido, se prestan servicios de acompañamiento, de realización de actividades cotidianas (aseo personal, preparación de comidas, tareas domésticas, movilizaciones posturales, etc.) así como posibles desplazamientos.

Asistencia en postoperatorios y en enfermos terminales

La atención domiciliaria en personas enfermas o en situación de postoperatorio se centra en servicios más específicos (enfermería, vigilancia nocturna, etc). La empresa que dirige Carmen González también presta atención a enfermos terminales, a los que acompañan en el tramo final de sus vidas. En esos casos, “nuestra principal labor es evitar el dolor, tanto físico como emocional; hay que aportarle felicidad, tranquilidad y seguridad al enfermo para así aliviar su sufrimiento y posibilitar que no haga solo esa parte del viaje de su vida. Ese es el gran regalo que podemos hacer los cuidadores”, comenta María del Carmen González.