"No sabe lo duro que ha sido. Voy camino de Valencia a celebrarlo con todos mis hijos y mi hermano". La voz de Alberto Cid Souto se quiebra cuando habla con FARO de VIGO poco después de su liberación, pero enseguida se rehace.

"¡Cuanto les agradezco los apoyos, a todos. Es un orgullo ser gallego y venezolano. Doy las gracias especialmente a los Gobiernos de Venezuela y España, y a los policías españoles que vinieron para colaborar", explica desde el coche en que viaja junto a algunos de sus hijos que acudieron a recogerle en San Carlos.

Su familia quiere que ingrese unos días en una clínica para que le realicen un chequeo, pues poco antes del secuestro había sido operado de menisco, pero él asegura: "Mañana mismo voy a trabajar. Estoy bien de salud, me han examinado los forenses".

Su hija Margarita le acompaña. Relata que lo primero que quiso su padre una vez liberado fue "abrazar a su hermano y a sus hijos". La mayoría le esperaba en la ciudad de Valencia, y hacia allí se dirigía muy emocionado mientras hablaba con FARO.

Alberto Cid destacó que sus secuestradores "de la edad de mis hijos", le trataron bien. Siempre estuvo en zona de selva y había muchos mosquitos. Le cambiaron de sitio cuatro veces, siempre caminando, aunque las distancias a recorrer no eran largas.

"Estos 35 días han sido de gran sufrimiento para la familia", asegura conteniendo las lágrimas Margarita Cid.

En Vigo y Ourense familiares y amigos de Alberto Cid Souto recibían eufóricos la noticia de su rescate. Su sobrino Julio explicaba ayer que su tío vendrá a Galicia este verano. "Ya tenía previsto venir en mayo, pero le secuestraron en abril. Ahora, en cuanto se ponga al día en sus negocios y disfrute con sus hijos, hará una escapada". Julio quiere dejar claro que el secuestro de Alberto Cid es el primero en la familia, "no es cierto que antes se raptara a una de sus hijas", concluye.