Ante el silencio de la Xunta, que rehúsa informar sobre la superficie quemada durante esta semana, alcaldes y comunidades de montes ya realizan sus recuentos. Y su cálculo apunta a 50.000 hectáreas, estimación en la que han colaborado responsables de la Consellería de Medio Rural. Este número multiplica por cinco el último dato oficial del Gobierno gallego. El vicepresidente, Anxo Quintana, señaló el martes 10.000 hectáreas.

En siete días ha ardido en Galicia más que en toda España en lo que va de año, lo que da la medida de las pérdidas medioambientales y, lejos de estar cerrado, el balance aumenta por minutos.

A última hora de la noche de ayer, 133 incendios seguían activos y se abrían nuevos frentes en zonas hasta ahora no afectadas. En Pontevedra, las llamas se propagaban hacia el sur y el interior de la provincia, avanzando por la costa -Oia y Baiona- y extendiéndose a Tomiño y a la comarca del Condado. En Ourense, también ganaban terreno y peligrosidad, al aproximarse al perímetro del casco urbano. Al mismo tiempo, el norte de Galicia se sumaba a las zonas de riesgo y aparecían frentes en la Costa da Morte y Ferrol. Sólo Lugo sigue al margen.

La perspectiva para este fin de semana, en el que decenas de municipios de Galicia se preparan para celebrar sus fiestas, tampoco invita al optimismo. "Tenemos un fin de semana muy delicado", reconoció ayer la ministra de Medio Ambiente, Cristina Narbona, ante la previsión de que seguirá soplando el nordeste y se mantengan altas las temperaturas.

El fuego hace que la red de transportes permanezca en una situación de excepcionalidad. Audasa continúa sin cobrar peaje en el tramo entre Vigo y Santiago de la Autopista del Atlántico, medida extraordinaria con la que pretende evitar que los conductores se queden sin alternativas.

La vía rápida del Barbanza, que comunica Boiro, Ribeira y A Pobra do Caramiñal, estuvo cortada buena parte de la tarde y las conexiones de la Costa da Morte con el centro de la comunidad se vieron dañadas. Por momentos, las comunicaciones sólo fueron posibles por pistas, lo que dejó atrapados a decenas de turistas a los que el fuego sorprendió visitando Fisterra o Muxía. También la red ferroviaria se resintió, con interrupciones en la línea Ourense-Vigo. Siete trenes fueron cancelados -cinco regionales y dos de media distancia-.

En la Costa da Morte, el pabellón de Muxía, donde se hospedaron durante meses los voluntarios del Prestige, sirve ahora de refugio a buena parte de los dos mil turistas que fueron desalojados de cuatro campings -situados en los municipios de Cee y Fisterra-. Además, también fueron obligados a abandonar su apartamento un centenar de vecinos, escenas que se repitieron en pequeña aldeas.

Psiquiátrico amenazado

Las parroquias y barrios de la ciudad de Ourense se enfrentaron a una situación muy angustiosa. El fuego afectó a puntos muy cercanos al casco urbano, como Vilar das Tres. Se llegó a tener que reordenar las línea de los autobuses urbanos. Un incendio en Toén hizo que las llamas se acercasen a un hospital psiquiátrico. La Consellería de Sanidade se planteó la posibilidad de trasladar a los internos, aunque finalmente no fue necesario. En la franja occidental de la provincia se evacuaron aldeas de O Irixo y Boborás.

De las cincuenta mil hectáreas que esta oleada de incendios ha arrasado en Galicia, casi treinta mil se han quemado en la provincia de Pontevedra. A esta cifra habrá que sumar las valoraciones pendientes de ayuntamientos como Ponte Caldelas o Caldas de Reis, en los que el propio delegado provincial de Medio Rural, Gonzalo Constenla, aseguraba que no existían datos oficial, pero adelantaba que la magnitud de las perdidas sería considerable. Más allá de las pérdidas en cantidad, el fuego ha provocado desperfectos en dos instalaciones arqueológicas de esta zona.

Según los datos facilitados por Gonzalo Constenla, el municipio de Cotobade se sitúa ya a la cabeza de la lista de damnificados, con 9.000 hectáreas arrasadas.

En la provincia de Pontevedra llama también la atención el balance de la comarca del Deza, con más tres mil hectáreas reducidas a cenizas, según los datos que están manejando sus ayuntamientos. Esta cifra es similar a la de la comarca de Redondela o en Condado Paradanta, donde se declaró un incendio grave en la zona de la Cañiza, del que todavía no existe una valoración.

En A Coruña, la estimación supera las cinco mil hectáreas. Se concentran en el área de Santiago, Padrón y Ames, con importantes focos en Noia, Porto do Son y Boiro.

Ourense, donde esta cadena de fuegos tardó en llegar, está alcanzando muy rápido cifras récord, con siete mil hectáreas quemadas ya. Sólo el incendio de Amoeiro deja un balance de más de seis mil hectáreas, según la Alcaldía.