Galicia registra 3.250 ingresos al año de causas respiratorias por la contaminación
El impacto de la polución sobre la salud supera al de las temperaturas extremas
Las partículas y el ozono en todas las provincias pueden propiciar crisis asmáticas y neumonía

Retención de tráfico, con vehículos en una salidad de la autopista AP-9 / Jose Lores

Galicia sufre cada año hasta 3.254 ingresos hospitalarios urgentes por causas respiratorias atribuibles a la contaminación atmosférica, según un estudio liderado por el investigador Julio Díaz, del Instituto de Salud Carlos III (ISCIII). El análisis, que abarca todos los ingresos hospitalarios por causas respiratorias entre 2013 y 2018, incluye tanto hospitales públicos como privados y cubre el 98% de los ingresos producidos en España. Díaz explica que el trabajo mide el impacto a corto plazo, «entre uno y quince días después de que se produce un pico de contaminación», y aclara que «no son exposiciones crónicas, sino relaciones que se establecen entre valores agudos de contaminación».
En conjunto, la contaminación atmosférica explica el 7,8% de los ingresos respiratorios en España, con una media de 33.000 hospitalizaciones al año, mientras que el efecto de las temperaturas extremas —calor y frío— resulta «mucho menor». En Galicia, según las tablas y datos facilitados por el equipo, el contraste es claro: 3.254 ingresos atribuibles a la contaminación frente a 554 por temperaturas extremas, según los cálculos del estudio. «El efecto del calor es mucho menor que el de la contaminación», advierte Díaz, que insiste en que la contaminación atmosférica actúa de forma constante, no solo en episodios puntuales como las olas de calor o frío.
Las causas
El investigador destaca que Galicia es una de las comunidades con mayor número de ingresos atribuibles a las partículas materiales (PM), junto con Asturias. Y relaciona los valores de Galicia no solo con el tráfico y la industria, sino también con «emisiones de aerosoles de origen marino —que tienen origen natural—, instalaciones industriales y, en menor medida, incendios forestales». Estos últimos, recuerda, «emiten precursores como el benceno, que favorecen la formación de ozono», como ocurrió en la ola de incendios en Galicia en 2017.
Los resultados del ISCIII recién publicados en una revista científica confirman que el ozono troposférico es hoy uno de los contaminantes más dañinos para la salud respiratoria. «El ozono tiene efectos sobre enfermedades respiratorias y cardiovasculares, pero también sobre partos prematuros y bajo peso al nacer», advierte Díaz. Los autores destacan que el noroeste peninsular presenta una particular vulnerabilidad por su situación geográfica y su meteorología.
Las masas de aire limpias del Atlántico se mezclan con contaminantes transportados desde otras regiones, y los episodios de estabilidad atmosférica favorecen la acumulación de este gas. También explican que «la contaminación de otras comunidades o incluso de países como Portugal, influye en las concentraciones de ozono medidas en Galicia».
En el estudio se identifican niveles elevados en las cuatro provincias gallegas, lo que puede incidir en el aumento de crisis asmáticas y neumonías. Además, los días con alta radiación solar y poca ventilación se asocian con un repunte de ingresos en hospitales gallegos, incluso sin superar los límites legales europeos que se fijan para medir el riesgo.
Cuando coinciden ambos factores, el efecto se multiplica: «Defendemos que hay que hacer planes que integren contaminación y temperatura, no tratarlos por separado». ¿Por qué? Pues entienden que «la combinación de calor y contaminación potencia los efectos sobre la salud».
«Hay un origen natural y otro de emisiones del tráfico, sobre todo vehículos diésel e industria»
«En Galicia fundamentalmente hay dos componentes: uno por las partículas y otro debido al ozono», precisan consultados sobre los contaminantes. Según Díaz, las partículas a su vez tienen dos orígenes: «Uno natural, como el polvo del Sáhara, la combustión de biomasa o los aerosoles marinos, y otro antrópico, que incluye las emisiones del tráfico —sobre todo vehículos diésel— y la industria».
El experto observa además un cambio en la dinámica de los contaminantes: «El efecto que antes tenían las partículas lo está ocupando el ozono. El ozono está teniendo en España un repunte muy importante».
«El ozono no lo emite nadie directamente», explica, «se forma a partir de óxidos de nitrógeno (NOx) y otros precursores cuando hay mucha insolación y estabilidad atmosférica». Por eso, con el cambio climático, «cada vez hay más días propicios para su formación».
El trabajo también confirma que los efectos de la contaminación son más intensos en los extremos de edad: los menores de 14 años y los mayores de 65 años concentran la mayoría de los ingresos atribuibles a la polución. En los niños, el sistema respiratorio aún en desarrollo los hace más vulnerables a los contaminantes; en los mayores, la presencia de enfermedades crónicas y menor capacidad de respuesta.
A nivel biológico, la inhalación de partículas finas y gases irritantes provoca inflamación pulmonar y alteraciones en la barrera alveolar, lo que facilita infecciones y agrava enfermedades previas como el asma o la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC). Los autores insisten en que reducir las emisiones del tráfico, la industria y el uso de combustibles fósiles tendría un efecto inmediato en la reducción de ingresos hospitalarios y de gasto sanitario.
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