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El último clic: los seguros ya borran tu vida digital

Compañías incluyen ya en sus pólizas la cobertura de «desaparecer» de las redes sociales tras la muerte

Otras prestaciones son conservar ADN o dar apoyo psicológico a los familiares

Una mujer con su móvil, en un cementerio de Pontevedra el Día de difuntos.

Una mujer con su móvil, en un cementerio de Pontevedra el Día de difuntos. / Rafa Vázquez

Elena Ocampo

Elena Ocampo

Vigo

Una alerta de cumpleaños que avisa a los amigos del día del aniversario del ya finado, porque aún tiene cuenta en Facebook... o una segunda vida, tras el fallecimiento, a través de una imagen que alguien recrea con inteligencia artificial (IA). Cada vez más personas quieren dejar atado —y bien atado— el cierre de sus cuentas en redes sociales, la eliminación de datos personales en el DOG o el BOE, sobre todo cuando se refieren a multas o procedimientos judiciales.

Y también, dejan expresado cómo actuar ante casos que, como en otros momentos de progreso tecnológico, tienen un futuro difícil de prever.

En el siglo XXI, morir ya no es desaparecer del todo. Las fotos, los correos, las búsquedas en Google y los perfiles en redes sociales prolongan una presencia que a veces perdura más allá de la voluntad de quien la dejó. La vida, hoy, no se apaga de golpe: se queda flotando en servidores. Por eso, cada vez más aseguradoras —desde AMA, pasando por Mapfre, Allianz, Generali o Santa Lucía— incluyen entre sus coberturas el llamado «borrado de vida digital», una prestación que permite eliminar el rastro que dejamos en internet tras el fallecimiento para ayudar a los herederos.

También señalan otra arista no menos importante de la problemática: «La privacidad e identidad digital de una persona fallecida pueden verse afectadas de manera muy perjudicial por ser objeto de diversos delitos, como pueden ser el fraude o la suplantación y las estafas. En este sentido, informar a las instituciones financieras y de crédito sobre el fallecimiento es un paso fundamental para bloquear el acceso no autorizado y evitar la creación de nuevas cuentas a nombre del difunto», explican.

La pregunta —qué ocurre con nuestros datos cuando morimos— ha pasado de ser una curiosidad tecnológica a un derecho reconocido por la legislación europea. Desde 2014, el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) ampara el derecho al olvido, que permite solicitar la eliminación de información personal en Internet cuando ya no resulta pertinente o actual. Esta cobertura permite eliminar datos personales (DNI, direcciones, teléfonos, historial laboral o imágenes) y cualquier rastro en plataformas como Facebook, X, LinkedIn, YouTube, Instagram o blogs personales, así como búsquedas en Google relacionadas con la persona fallecida.

La gallega Cándida Pereiras es una de las aseguradas: desactivar y eliminar las cuentas en redes sociales, la baja de correos electrónicos o la supresión de resultados en buscadores, además de retirar imágenes y datos personales de webs y plataformas son algunos de los cometidos contratados en su póliza.

«Borrar la vida digital no es solo un trámite técnico, también es una forma de cerrar el duelo» explican desde una conocida aseguradora consultada en Galicia por este trámite que —aseguran— cada año registra más firmas.

«Es importante reseñar que cada plataforma de contenido online cuenta con sus propios protocolos y procedimientos, con sus políticas internas para la gestión de cuentas de usuarios fallecidos», explican desde Santa Lucía Seguros —una de las que ofrece el borrado de la huella digital en la póliza de decesos—. «Si conocemos las claves y credenciales, podríamos anticiparnos y cerrar sus perfiles. En caso contrario, deberíamos recurrir a los formularios y diversos cauces que ofrecen estos medios para solicitar el cierre de la cuenta y el borrado específico de la información, sabiendo de antemano que se trata de un proceso burocrático complejo y tedioso».

Más de 1,2 millones de gallegos tienen póliza de decesos

Por eso –explican— han empezado a ofrecer equipos especializados que actúan como albaceas digitales, eliminando los rastros. Se trata de un servicio en expansión, especialmente entre las pólizas de decesos, que mantiene una fuerte implantación en Galicia, donde alcanza al 46 % de los gallegos, según los últimos datos de Unespa de 2024; es decir, a más de 1,2 millones de personas.

El objetivo es preservar la intimidad y cerrar la identidad digital, del mismo modo que se cierran los asuntos materiales. Además del borrado digital, los seguros de decesos modernos van más allá e incluyen la conservación del ADN o la orientación jurídica para resolver trámites posteriores al fallecimiento o la asistencia psicólogica.

En definitiva, el seguro de decesos, que en Galicia y buena parte del país forma parte de la cultura de previsión familiar y ha dejado de ser solo un contrato funerario para convertirse en un servicio emocional y tecnológico. Hoy protege tanto la despedida física como la memoria virtual.

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