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El gallego Pablo Crespo: «Ahora soy un apestado social»

El 'número dos' del caso Gürtel y exsecretario de Organización del PP de Galicia ha declarado como acusado en el último juicio a la trama que se ha celebrado este martes en la Audiencia Nacional

Pablo Crespo, a su llegada al juicio este lunes.

Pablo Crespo, a su llegada al juicio este lunes. / Alberto Ortega

El 'número dos' del caso Gürtel y exsecretario de Organización del PP de Galicia, Pablo Crespo, ha apuntado en su declaración como acusado durante la segunda sesión del último juicio a la trama que se ha celebrado este martes en la Audiencia Nacional que ahora es un «apestado social», tras haber detallado sus funciones como colaborador del cabecilla, Francisco Correa.

Preguntado por la Fiscalía sobre el posible conocimiento que tenían otros acusados del entramado empresarial que los dos principales acusados habían urdido, Crespo, nacido en Pontevedra en 1960, ha explicado que «no facilitaban información sobre la procedencia lícita o ilícita» del patrimonio de Correa.

«Ahora soy un apestado social, porque al fin y al cabo es la consecuencia de mis actos, pero antes no lo era», ha declarado. Y ha añadido que no iban «confesando a nadie» que Correa había obtenido «una gran parte de su patrimonio de actividades ilícitas». Dichas actividades, según ha declarado él mismo, constituían el cobro de «comisiones por adjudicación de obras públicas» y «el fraude a la Hacienda Pública».

Ahora soy un apestado social, porque al fin y al cabo es la consecuencia de mis actos, pero antes no lo era

Por contra, lo que Crespo ha definido como «carta de presentación» del principal acusado de la trama eran su empresa de eventos y su actividad inmobiliaria en Miami. De este modo, ha relatado, accedían a otras personas que ahora se sientan en el banquillo como presuntos testaferros de la trama de ocultación del patrimonio de Correa.

«Acción a la desesperada»

Sobre el intento de que Correa obtuviera la residencia en Panamá para dejar de tributar en España, Crespo ha declarado que fue una «acción a la desesperada, intentando salvar un posible problema [con Hacienda] que se le venía encima» al principal acusado. «Era claramente una falsificación», ha apostillado.

Crespo también ha señalado que intentaron conseguir una residencia «no antedatada, sino normal» para Correa en Panamá. Sin embargo, ha explicado que pedían un depósito «de unos 250.000 o 300.000 dólares» para optar a dicha residencia y que Correa «puso el grito en el cielo porque le parecía mucho dinero».

Rebaja de pena

La Fiscalía Anticorrupción pedía 77 años para estos dos acusados, que ya han confesado su papel en la trama en los juicios anteriores y que han hecho lo mismo en esta última vista oral, por lo que se espera que obtengan una rebaja por parte del Ministerio Público.

Reconocer los delitos ha sido una obligación y un alivio

Crespo ha vuelto a reconocer su responsabilidad como «el máximo responsable, junto a Correa, de cuantos delitos se han relatado», algo que considera una «obligación y un alivio». El 'número dos' de la trama ha renunciado a su derecho a hacer uso a la última palabra y ha regresado a su asiento después de una declaración que ha durado casi cuatro horas.

El juez instructor de la causa, José De la Mata, señaló en una resolución que Correa «habría ocultado cantidades multimillonarias», más de 30 millones de euros, «a través de una compleja estructura societaria y financiera».

Sin pagar impuestos desde 1999

Estos fondos nunca fueron declarados a la Hacienda Pública, ya que Correa no presentó ninguna declaración tributaria desde al menos el año 1999. De la Mata calculó que el fraude a Hacienda ascendía hasta los 24,8 millones de euros en concepto de Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF) y de Impuesto sobre el Patrimonio entre los años 2000 a 2007.

La llegada de Crespo a Madrid

¿Cómo llegó Pablo Crespo a trabajar para Correa? La relación entre el líder de la trama empresarial que salpica al PP y el mano derecha de Cuiña se remonta a finales de los noventa. Poco después de dejar la secretaría del PP en Galicia, en 1999, Crespo se trasladó a Madrid para trabajar ya en aquel entonces a las órdenes de Correa.

Tal y como apuntaba el juez José Luis Garzón en el auto de instrucción de la causa, «Correa ha colocado al frente de sus empresas en España a una persona de confianza, Pablo Crespo Sabarís. Es el segundo de la organización, actuando como gerente de las empresas y a tal fin lleva la dirección y el control del funcionamiento de las empresas de eventos, es el consejero delegado de las empresas, recibe las ofertas de proyectos económicos, concierta las reuniones preparatorias, organiza las reuniones con otros miembros del grupo con otros miembros del grupo y supervisa la gestión».

Crespo daba instrucciones para librar fondos de la tesorería del grupo en España, establece cómo facturar y, según Garzón, sobornaba a los empleados públicos. No contentó con estas actividades en el marco de la trama corrupta, el ex dirigente del PP gallego montó al margen del grupo una sociedad patrimonial personal denominada Cresva S. L. que es titular de diferentes bienes inmobiliarios en Sotogrande y de una embarcación deportiva.

En la primera condena del caso Gürtel, el Tribunal Supremo confirmaba la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana de 2017 por la que Crespo fue condenado a 13 años y 3 meses de cárcel por la rama valenciana del caso Gürtel conocida como caso FITUR por los amaños de contratos entre la Generalitat Valenciana y los integrantes de la trama encabezada por Francisco Correa entre 2005 y 2009.

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