Sandra Garrido, gallega en la Flotilla a Gaza, llega a Santiago: «Israel meteunos a 15 persoas nunha cela duns oito metros por catro»
La abogada coruñesa afincada en la capital gallega regresa a casa tras pasar cuatro días detenida en una prisión hebrea

Llegada a Santiago de la activista gallega Sandra Garrido / Antonio Hernández
Rodrigo Paz
La gallega Sandra Garrido fue una de los cientos de activistas que hace poco más de un mes zarparon del puerto de Barcelona en la Global Sumud Flotilla rumbo a Gaza, con el propósito de llevar ayuda humanitaria al castigado enclave palestino. Esta abogada coruñesa, residente en Santiago desde hace años, lo hizo a bordo del buque Sirius, embarcación que compartió con personas de otras nacionalidades y varios españoles, entre los que se encontraba la exalcaldesa de Barcelona Ada Colau.
Con todos ellos avanzó hacia la Franja. Siempre con la esperanza de romper el bloqueo impuesto por Israel en la zona. No lo consiguió, pues las tropas hebreas la detuvieron durante la noche del pasado 1 de octubre al asaltar la embarcación en la que viajaba en aguas internacionales. «A interceptación foi un momento complicado, especialmente porque o mar non estaba tranquilo nese momento», recuerda Sandra Garrido a EL CORREO GALLEGO (diario del mismo grupo editoral que FARO) ya «en terra» –este miércoles llegó a Santiago después de ser expulsada de Israel el pasado lunes, un día después de que fuese liberado Manu López, el otro gallego que participó en la Flotilla a Gaza–.

La activista Sandra Garrido llega a Santiago y refuerza la convocatoria a una "huelga general" el 15 de octubre / NICOLáS SATRIANO
Tras «secuestrar» el barco, las tropas hebreas llevaron, durante unas 12 horas, el navío –que todavía se encuentra en Israel– hasta el puerto de Ashdod. «Alí, estivemos unhas sete horas de xeonllos e coas mans atadas con bridas. Era como un campo de concentración ao aire libre no que apareceu o ministro Ben Gvir a chamarnos terroristas. Aquilo foi surrealista. Tamén nos foron rexistrando un a un e iban quitándonos todas as pertenzas. Roubáronnos todo. Non firmamos nada do que nos ían quitando, eu non ía a firmar nada. De feito, vin a España co uniforme de presa que me deron», destaca Garrido, que, posteriormente, fue llevada, al igual que el resto de los activistas de la Flotilla, a la prisión israelí de Ktzi’ot, un centro de alta seguridad ubicado en el desierto del Néguev.

Llegada a Santiago de la activista gallega Sandra Garrido / Antonio Hernández
En la cárcel, su situación no mejoró y, ante la forma de actuar del Estado de Israel, decidió llevar a cabo una huelga de hambre. «Leváronnos a celas duns oito metros por catro cun retrete e un grifo onde estabamos durmindo 15 persoas. Non nos deron auga en ningún momento, so podíamos beber da billa cun vaso de plástico que nos daban e que se rompía doadamente. A auga cheiraba e sabía fatal, traían comida a horas intempestivas para que non te deras conta do tempo transcorrido, despertábante continuamente, quitábannos os colchóns, recontábannos pola noite, movíannos continuamente...», relata Garrido sobre los cuatro días que pasó en prisión, en la que todavía continúa la española Reyes Rigo, a la que acusan de morder a una funcionaria de la cárcel.

La activista y abogada Sandra Garrido, integrante de la Flotilla Sumud Global, abraza a la alcaldesa de Santiago a su llegada a la intermodal / Lavandeira Jr.
«A agresión foi á inversa. As soldados israelís a ela. Iso sabémolo seguro. Cando xa nos deportaban, ofrecimos resistencia pasiva porque non queríamos irnos sen ela e fomos arrastradas uns cen metros ata o autobús. Cando nos montamos non sabíamos se nos marchábamos de Israel, ata que nos montamos no avión de Grecia, non sabíamos se era verdade que regresábamos a España. Non creo nin que o soubese o consulado, cos que so puidemos reunirnos nunha gaiola ao ceo aberto durante o terceiro día. So lles deixaron vernos ese día. Se isto nos pasa a nós, imaxínate aos miles de palestinos que se atopan en cárceres israelís. Israel fai o que lle dá a gana e como lle dá a gana. Non podemos permitir nin un día máis que este estado xenocida continue campando as súas anchas. Temos que seguir cos ollos postos en Gaza», sentencia Garrido.
- Las gallinas de los corrales de 40 concellos de Galicia, confinadas para frenar la gripe aviar
- La construcción en madera tiene tirón
- Más de 27.000 gallineros domésticos tendrán que confinar aves en Galicia
- «O axeitado é unha facultade de Medicina coa docencia moi descentralizada»
- La huida sin fin de Abdoulaye remató tras once días en una patera al borde de la muerte: ahora empieza de cero en Santiago
- Casi 25.000 gallegos viven en zonas de riesgo «significativo» de inundación
- Miedo a la dermatosis: «Si entra nos arruina»
- La Xunta ya usa robots para 23 trámites que ahorran 21.500 horas de trabajo