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Textil y construcción crecen en la FP pero aún hacen falta más profesionales

Ambos sectores celebran el aumento de matrículas de más de un 10% este año, pero todavía no es suficiente para garantizar el relevo generacional y el crecimiento económico

Alumnado del CIFP Manuel Antonio del Grado de Tapizerí­a y Cortinaje, en una clase de este ciclo de FP el curso pasado

Alumnado del CIFP Manuel Antonio del Grado de Tapizerí­a y Cortinaje, en una clase de este ciclo de FP el curso pasado / Marta G. Brea

Santiago

Galicia apuesta cada año con más fuerza por la Formación Profesional como una vía para cubrir la demanda del mercado laboral, necesitado de personal especializado sobre todo en sectores productivos del ámbito industrial. Esto se constata con tan solo mirar los datos: este año la FP volvió a batir récord de alumnos, con 71.200 matriculados, una cifra que hace 17 años, en el curso 2008-09, era de menos de la mitad (34.766). Pero este aumento, si bien es bien valorado por las empresas, es también insuficiente para cubrir todas las vacantes, incluso entre los sectores favoritos, como el de la construcción o el textil, que este año registraron uno de los mayores aumentos de matrícula. Así lo constatan desde las patronales, que en todo caso celebran el aumento del interés por sus sectores y ponen en valor el impulso de este tipo de formaciones.

Concretamente, el aumento del número de alumnos en la familia profesional de Textil, confección y piel fue de un 12,3%; y de un 10,7% en Edificación y Obra Civil, con 665 y 955 estudiantes respectivamente —cifras que en 2023, por ejemplo, fueron de 578 y 731 estudiantes—. Este aumento de matrículas vino acompañado de un incremento de las plazas, de un 16% en las formaciones relacionadas con la actividad textil, y de un 5,3% en las de la construcción. Pero aun así, los respectivos sectores reconocen que sus empresas necesitan todavía más alumnos para cubrir la necesidad real de empleados que hay cada año.

En el caso de la construcción, Fernando García Novo, gerente del Consejo Territorial de Galicia de la Fundación Laboral de la Construcción, achaca este crecimiento a que el sector partía de números muy bajos, con apenas el 7% de la población activa de Galicia; y que a la vez está en un momento de «pleno empleo», gracias a un aumento de la actividad, especialmente patente en los últimos años. A esto, además, suma «el buen hacer» de las empresas, unas 8.000 en Galicia, que están «elevando los estándares» y las condiciones laborales, lo que hace que el «efecto llamada» sea aún más potente.

Pero el número de alumnos que cada año se gradúa, lamenta, es insuficiente para cubrir incluso las vacantes que se generan por la jubilación de profesionales, por no hablar de las derivadas del crecimiento de las empresas. «La estimación es que se van a jubilar entre 1.400 y 1.700 personas al año, porque es uno de los sectores más envejecidos de la economía gallega», con una media de edad de en torno a los 50 años; mientras que el sector «en el último año creció en 1.500 personas». Por lo tanto, si sigue creciendo a este ritmo, que, asegura, es perfectamente factible, al año se necesitan unos 3.000 trabajadores nuevos, y «el número de alumnos se queda muy lejos de esta cifra».

Además, «a diferencia de lo que mucha gente cree, hoy en día la categoría de peón de obras, según los datos de la Seguridad Social, representa tan solo entre el 6% y el 7% de los contratos», por lo que «más del 90% de los contratos son de personal cualificado». De este modo, explica, lo que más se necesita son albañiles «porque es el oficio mayoritario», pero la demanda de personal especializado se aprecia en prácticamente todos los puestos de trabajo, desde alicatadores a encofradores, pasando por fontaneros, electricistas, carpinteros, encargados de obra o gruistas.

Esta situación se repite también en otros de los ámbitos favoritos de la FP, como el del textil. Tal y como explica el presidente de la Confederación de Industrias Textiles de la Moda de Galicia (COINTEGA), Javier Guerra, el sector lleva años apostando por la formación, trabajando con escuelas de Formación Profesional de la comunidad y también con el grado de Industria de la Moda de la Universidad de A Coruña para cubrir la demanda de empleados, dispuesto a convertir Galicia «en un destino de formación», y no un lugar de «salida de profesionales».

De este modo, el sector, que históricamente ha sido y es «muy importante» en la economía gallega, señala, busca establecer en la comunidad un polo de innovación textil, y todo esto, indica Guerra, hace que «la moda esté de moda», y que cada vez sean más los estudiantes que buscan formarse en este ámbito.

Sin embargo, lamenta que, si bien «que vuelva a haber un interés por el sector es un buen indicador», «la realidad es que hay puestos que son difíciles de cubrir», especialmente aquellos más especializados. Igual que ocurre en la construcción, a medida que se van jubilando los más veteranos, explica Guerra, las empresas necesitan «reponer puestos de personas con mucha experiencia y muchos años de práctica». Puestos como los de patronaje o acabados, o del propio proceso de confección, señala, son algunos de los más difíciles de cubrir para las empresas, igual que los relacionados con las nuevas tecnologías o la sostenibilidad y la economía circular.

En definitiva, la Formación Profesional sigue consolidándose como una vía estratégica —e imprescindible— para responder a las necesidades de la economía, y, aunque el aumento del interés de los alumnos por sectores como estos y el incremento de plazas son buenos indicadores, todavía es insuficiente para garantizar el relevo generacional y el crecimiento de las empresas gallegas.

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