La Xunta recurre la suspensión cautelar de la caza del lobo
Alega que el número de manadas en Galicia creció de 90 a 93
REDACCIÓN
La Xunta ha presentado un recurso de reposición contra la suspensión cautelar de la caza del lobo decretada por el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia (TSXG), en el que argumenta que han mejorado las poblaciones y la ganadería es una actividad estratégica de la comunidad. El auto del TSXG suspendió la resolución que reactivaba la caza solo durante la temporada actual, que acaba el 31 de julio.
El recurso incide en que el estado de conservación del lobo es «favorable», ya que el número de manadas en Galicia, que concentra el 68% del total peninsular, pasó de 90 a 93 . «El hecho de que se incrementasen aquellas compartidas con otras comunidades autónomas, lejos de poder interpretarse como un dato negativo, muestra justo lo contrario: saturada la capacidad del territorio —el lobo abarca el 91% de Galicia—, la especie se extiende a nuevas áreas», insiste la Xunta.
El recurso destaca el interés «social, económico y sanitario» de la ganadería en la comunidad, «reconocida como actividad estratégica para el medio rural en la legislación autonómica y estatal». Y en ese sentido, discute la afirmación del alto tribunal gallego de que los daños al ganado no son reversibles pero sí indemnizables.
Por otra parte, más de medio centenar de organizaciones se manifestarán mañana en Madrid para defender la protección del lobo y demandar que no se autorice su muerte.
- El ave que se «come» a la velutina
- La Xunta dará bonos de 50 euros para comprar pescado a partir del 28 de julio
- La Xunta pasará examen a su plantilla y penalizará a los empleados si no rinden
- De la «invisibilidad» a la voracidad: los cinco rasgos que hacen del abejero europeo el azote de la velutina en Galicia
- «Cambiar la estructura de la Facultad de Medicina es diluirnos en la mediocridad»
- Gallegos en la dirección del PP: ¿quién es quién?
- Las huertas familiares crecen un 30% tras el alza en el precio de los alimentos
- Los beneficiarios de la Risga de 55 o más años se duplican en una década