Lista de espera para desbrozar fincas: «Hoy tuve que decir no a tres clientes»
Las empresas están saturadas hasta el otoño | Los particulares no encuentran quien limpie la maleza y se exponen a multas | Aumenta la concienciación: el 60% de los gallegos cumple

Jorge Casal, de Desbroces Casal, empresa de Rois. / ECG
Martín G. Piñeiro
«Hoy llamaron tres personas para limpiar fincas y tuve que decir que no. Se desesperan porque no hay nadie que lo haga, pero estamos saturadísimos porque todo el mundo quiere desbrozar ahora, en mayo, junio y julio». La experiencia de Javier Pérez, técnico de Tu Desbroce, puede ser la de cualquiera de las decenas de empresas dedicadas a la limpieza de fincas y montes en Galicia. La suya, en Catoira, tiene el calendario a tope. «Aunque quieras hacerlo de corazón, no puedes», insiste. «Ni aunque me pagues más».
En Tu Desbroce son nueve empleados propios, pero en esta época también opera con una decena de tractores externos y cuadrillas de autónomos. «En verano podemos ser 20 o 30, pero el problema es que no puedes darle estabilidad a la gente porque en invierno no hay tanto trabajo», dice Pérez.
La razón de este frenesí desbrozador no es nueva. La normativa que lo regula es la Ley 3/2007 de prevención y defensa contra incendios forestales de Galicia, pero fue a finales de 2019, tras la ola de incendios de otoño de 2017, cuando se introdujeron cambios que afectan a las franjas de seguridad secundarias: aquellas que están alrededor de las casas. Tienen que estar limpias antes del 31 de mayo de cada año. No hacerlo implica multas del Concello, sobre todo si hay denuncias vecinales de por medio.
¿Pero cómo se puede tener limpia si ninguna empresa lo hace? Poco a poco, con paciencia, se va consiguiendo, explica Jorge Casal. Su empresa, Desbroces Casal, con sede en Rois, es una de las mayores de Galicia, con casi una veintena de máquinas activas ahora mismo dentro y fuera de la comunidad. Admite que están «todo el año» a tope, pero ahora más, porque se juntan los contratos de las administraciones para limpiar carreteras. Pese a ello, «en unas dos semanas siempre puede quedar una máquina u otra libre» para ir encajando esos trabajos particulares más pequeños. «Y si es un desbroce manual y tiene urgencia, pues siempre intentamos ir», reconoce.
«Tengo lista de espera»
Desde Santiago y Pontevedra Juan Carballo, de Desbroponte, incide en la misma idea. «Tengo lista de espera y no doy cita más allá de dos o tres semanas, pero podría tener el calendario de todo el año ya cubierto si quisiera», reconoce.
Especializado en desbroce manual, admite que trabaja a tope desde mayo, «aunque cada vez es algo menos temporal y más extendido a lo largo del año». Él se aprovecha precisamente de que las empresas más grandes no tienen tiempo para pararse en las pequeñas fincas particulares, lo que le abre mercado.
La dificultad para limpiar las franjas secundarias es multicausal. Por un lado, las grandes empresas atienden contratos de las Administraciones, sobre todo para carreteras, porque les permite tener la maquinaria, que es una inversión muy cara, operativa durante más tiempo. «Empezamos en mayo y hasta octubre o noviembre», con varias pasadas porque en Galicia la maleza crece mucho, explica Casal. Y en invierno se centran en el desbroce forestal, en el monte.
Y la otra razón de la lista de espera hay que buscarla en la falta de personal para trabajar, lo que impide a las empresas crecer y abarcar más trabajo. Es duro, a la intemperie, y ni siquiera los buenos salarios atraen y retienen mano de obra.
Cada vez hay más conciencia
La ley obliga a limpiar las franjas secundarias para evitar que el fuego afecte a las viviendas y se cobre vidas, pero es competencia de los concellos vigilar que se cumpla o incluso hacer ellos la limpieza y pasar la factura al dueño. La Xunta, consciente de que muchos ayuntamientos no tienen recursos para tal labor, firmó en 2018 un convenio con la Federación Galega de Municipios e Provincias (Fegamp) y la empresa pública Seaga para facilitar este trabajo. El plan estuvo en vigor hasta 2024 —ya se renovó por 12,25 millones, 7,75 de ellos aportado por Medio Rural—.
Gracias a él, entre 2021 y 2024 se inspeccionaron 2,3 millones de parcelas en toda Galicia, lo que representa más de 170.000 hectáreas. Medio Rural envió 590.000 notificaciones a dueños de parcelas que detectó sin limpiar y publicó 357.000 referencias catastrales de fincas con maleza en las que no dio con propietario conocido. En total, 947.000 avisos de incumplimiento sobre 2,3 millones de parcelas, lo que significa que el 60% de fincas inspeccionadas cumplieron.
«Cada vez hay más concienciación», admiten Xunta y empresas. Quizás por eso, en 2024 solo se abrieron 184 expedientes sancionadores en toda Galicia.
Entre 450 y 500 euros de media por hectárea
Mantener las franjas secundarias limpias de maleza para cuando empiece la temporada de alto riesgo de incendios es una obligación legal y una responsabilidad ciudadana, pero también un gasto. Y no pequeño, ya que el desbroce de una hectárea —10.000 metros— de terreno ronda, de media, los 450 o 500 euros.
Ese sería el precio para una finca estándar que se limpie con tractor, aunque depende de lo que el operario se encuentre, ya que no es lo mismo un prado de hierba que una selva, explica Jorge Casal. Su empresa de Rois limpia más de 600 hectáreas al año en Galicia y unas 300 en Zamora, «y más de 1.800 en carreteras». Eso da una idea de que los desbroces también son un motor de la economía rural gallega, con facturaciones millonarias.
Javier Pérez, de Tu Desbroce, también recuerda que con el minifundio y la falta de accesos de muchos terrenos a veces no se puede llevar el tractor, o no compensa por el desplazamiento si la finca es pequeña, lo que obliga a desbrozar a mano. «Lo que puedes hacer con un tractor por 500 euros, a mano a lo mejor puede pasar de 2.000», avisa.
Eso sí, en las parroquias de alta actividad incendiaria, la Xunta ofrece a los particulares contratar la limpieza a Seaga a una tarifa de 420 euros/hectárea.
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