Trece casos de acoso escolar llegan al mes al teléfono de ayuda del Gobierno
Las peticiones de apoyo por hostigamiento en centros educativos gallegos se duplican en dos años
En 189 ocasiones las llamadas exigen intervención jurídica, social o psicológica

Un aula vacía. / Noé Parga

Insultar amenazar, difamar, chantajear, difundir rumores, pegar, robar, romper cosas, ignorar o aislar «de manera intencionada, sistemática y prolongada en el tiempo»... El acoso escolar, que con las nuevas tecnologías ha multiplicado su capacidad para acosar y humillar más allá de los límites físicos del centro educativo, tiene tantas caras como agresores y las consecuencias en las víctimas incluyen «sentimientos de indefensión, sumisión e inferioridad».
Un fenómeno que va a más
Así lo explica el Ministerio de Educación en el informe sobre el servicio de atención telefónica a los casos de malos tratos y acoso en centros escolares relativo al curso 2022-23. Dicho documento refleja cómo cada vez son más las víctimas de hostigamiento o, al menos, tanto los escolares como sus familiares o docentes están más concienciados de la necesidad de pedir ayuda. Las cifras que recoge el análisis así lo demuestran: en 2020-2021, desde Galicia se registraban 517 llamadas o correos electrónicos para alertar o pedir información sobre ese tipo de trances y en el balance más reciente, dos años después, los contactos por una u otra vía al servicio atendido por la Fundación ANAR ascienden a 941, un 82% más.
Información, pero, sobre todo, intervención
Aunque, como explican desde el departamento que dirige Pilar Alegría, muchas de las llamadas al número contra el acoso escolar son «primeras aproximaciones al servicio», en cientos de ocasiones —en concreto en 189 en Galicia entre septiembre de 2022 y agosto de 2023— se califican como llamadas de orientación especial (ORES). Este tipo de contactos, indica el documento, requieren una valoración y orientación psicológica o asesoramiento de carácter jurídico o social. De hecho, según Educación, «en la mayoría» de las veces suponen la derivación a un recurso externo, desde fuerzas de seguridad a servicios de protección del menor. En el curso analizado, la gravedad de las situaciones implicó que los departamentos sociales o jurídicos llegaran a informar de 41 casos a las autoridades competentes o al servicio de menores de la Xunta.
Más casos notificados
El incremento de consultas y de llamadas con peticiones de ayuda está relacionado con la recepción de más notificaciones de casos. Si dos cursos atrás eran 85 los expedientes abiertos, en 2023 se dispararon un 87 por ciento, hasta los 159, de los que el grueso llega a través de llamadas —145— y solo 14 posibles casos a través del chat o correo, otra opción disponible, como el número, las 24 horas del día y todos los días del año porque el acoso no tiene horario. Además, la llamada es gratuita y no aparece en la factura del teléfono.
La dimensión del fenómeno
La cifra que traslada el informe del Ministerio permite hacerse una idea de cómo evoluciona la comunicación de situaciones de acoso o de sospechas de acoso escolar en Galicia, aunque estudios como el dirigido por el profesor de la Universidade de Santiago Antonio Rial Boubeta para Unicef elevan los casos a unos 20.000 en la ESO. También PISA, cuando hace su sondeo y pregunta a los chavales de 15 años por su situación —un 8,5% se declara víctima de un acoso frecuente— o el informe de la Fiscalía, al aludir a los delitos cometidos por menores, permiten hacerse una idea del fenómeno.
Críticas de anpas
La Consellería de Educación realiza una encuesta sobre convivencia en las aulas, pero no facilita datos de protocolos de acoso escolar abiertos. Una de las quejas de Confapa, según explica Rogelio Carballo, es que «el procedimiento estrella para atajar el acoso escolar es una caja negra sobre la que no hay ningún tipo de auditoría», en alusión a los «puntos naranja» ubicados en los centros donde «más atención llaman» para denunciar estos episodios. «Si la Consellería realmente quiere garantizar la convivencia escolar, que se abran procedimientos de acoso», señala, para censurar no tener noticias de cuántos expedientes se abrieron a partir de las denuncias en dichos buzones.
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