Acertar el tiempo a 5.432 kilómetros
Van un extremeño, un murciano y un gallego por un remoto mar de hielo... Podría ser el inicio de un chiste, pero es todo lo contrario: una aventura épica por el Ártico, siguiendo el peligroso Paso del Noroeste y con apoyo desde Santiago, ya que fue Meteogalicia quien les pasó los partes diarios del tiempo

Los aventureros Francisco Mira y Sechu López acaban de completar Mar de Hielo 2025 / Cedida
Martín García Piñeiro
Los aventureros José Trejo (Badajoz), Francisco Mira (Murcia) y Sechu López (ourensano afincado en Miño) acaban de completar Mar de Hielo 2025, una expedición polar única que combina deporte, divulgación, historia y cultura. En 39 días cubrieron 739 kilómetros por una de las rutas más inaccesibles del Ártico canadiense: el legendario Paso del Noroeste, siguiendo las huellas de históricos exploradoras como Ross o Amundsen.
Pero a diferencia de aquellos pioneros del siglo XIX, que buscaban no solo el punto exacto del Polo Norte sino una posible conexión náutica entre el Atlántico y el Pacífico que no obligase a bordear la Patagonia —el canal de Panamá aún tardaría años—, los actuales aventureros afrontan el reto con muchos más medios y mucha menos improvisación. Y con un aliado en la distancia: Meteogalicia.
A 5.432 kilómetros de ese mar de hielo canadiense, desde el confort de las oficinas del barrio de San Lázaro, el personal de la agencia meteorológica gallega fue el encargado de pasar el parte diario del tiempo a los exploradores. «Lo hacíamos una vez al día, a media mañana en nuestro horario, porque ellos tenían seis horas menos», explica Juan Taboada, coordinador de Meteogalicia. Les mandaban la previsión a través de teléfono satélite y también la recibían en España todos los implicados en esta aventura de la Sociedad Geográfica Española y el CSIC.
Confiaron en Meteogalicia porque lleva desde 2009 colaborando con el alpinista gallego Sechu López. «Cuando hacía los ochomiles le pasábamos la previsión», detalla Taboada, que en todo caso siempre pide que se cuente con una segunda fuente informativa local, que en este caso era el servicio canadiense de Resolute Bay.
¿Y cómo controla Meteogalicia el tiempo en un lugar tan alejado y donde hace más frío que en Calvos de Randín? «Nosotros vemos las borrascas y los anticiclones en el Atlántico y sabemos interpretar eso». «Sabemos que en esa zona no tenemos el nivel de precisión de Galicia, pero tampoco es lo que interesa», cuenta Taboada. «En el Ártico lo más importante es el viento, saber la cantidad de nieve que puede caer, la temperatura y algo muy importante: la visibilidad». Allí no importa tanto saber a qué hora exacta puede nevar, sino cuánto nevará, «porque ellos tienen que arrastrar trineos».
Aunque se cruzaron con osos polares, los momentos de más tensión se produjeron entre los días 14 y 16 de la expedición. «Los cogió un temporal fuerte que les impidió avanzar y estuvieron un par de días metidos en la tienda». Meteogalicia lo pronosticó, les avanzó cuánto duraría y los tranquilizó mientras estuvieron aislados. «Un fuerte temporal de nieve y viento nos ha obligado hoy a permanecer en el campamento de hielo. Visibilidad nula y acumulación intensa de nieve impiden cualquier actividad exterior. Reforzamos estructuras y aguardamos mejora del clima», escribían en su Diario de Abordo.

Tienda en la que estuvieron dos días sepultados por un temporal de nieve. / Cedida
Como la mayoría de la ruta se desarrolla sobre el mar congelado, Meteogalicia tuvo otra labor fundamental: informar del estado del hielo. «Lo hacíamos a través de las imágenes diarias que obtiene el satélite Sentinel y fotos que nos mandaban ellos», añade Taboada. «Más que ver si el hielo era quebradizo, que allí no es un problema en esta época, revisábamos si había o no brechas que les obligasen a dar un rodeo o a parar». De hecho, tuvieron que descartar un tramo en el inicio de la ruta «por algunas de aspecto peligroso». El meteorólogo reconoce que esta parte del hielo «es la que más miedo nos daba porque la dominas menos. Miedo a interpretar mal alguna imagen». Sin embargo, su experiencia en la predicción del mar les fue muy útil y como experiencia, «siempre aprendes».
Sobre las condiciones en el Ártico de Canadá, Taboada es contundente: «Son muy duras». «Estaban a 10 bajo cero, pero tuvieron días de 25 y hasta 30 bajo cero. El día del temporal tuvieron viento sostenido de 50 kilómetros por hora, lo que implica rachas de 60 0 70», lo que desploma la sensación térmica hasta 50 bajo cero. «Cuesta hasta respirar». Y a eso se añade el aislamiento total, el hielo, la mala visibilidad, los osos polares...
«Para nosotros son como héroes», admite Juan Taboada. «Al fin y al cabo nosotros estamos aquí sentados en Santiago viendo mapas».