La actual ley gallega contra el alcohol acumula 2.900 denuncias a menores

Desde que entró en vigor la norma que elevó a 18 años la edad también para cerveza y vino, la unidad adscrita a la Xunta levantó 2.500 actas contra locales por irregularidades

Botellón en la Praza da Estrela ( Vigo )

Botellón en la Praza da Estrela ( Vigo ) / Pablo Hernández Gamarra

Carmen Villar

Carmen Villar

Santiago

Las administraciones luchan desde todos los frentes para poner freno a los excesos con el alcohol, la sustancia psicoactiva más consumida entre la población más joven, incluidos menores de edad, a pesar de que en teoría se trata de un consumo que solo les está permitido cuando alcanzan la edad para votar. Las legislaciones han ido estrechando el círculo en torno a la ingesta de bebidas con graduación, sea esta cual sea, pero el resultado no ha respondido del todo a lo que habrían deseado las autoridades, como reconocen desde la propia Xunta. La evolución del consumo en el último mes entre adolescentes ha ido a más —un 15% en dos años— y con las borracheras en ese mismo intervalo ocurre lo mismo —pero con el doble de aumento—. Beben con asiduidad casi seis de cada cien estudiantes de enseñanzas secundarias en Galicia de 14 a 18 años, según revela la encuesta Estudes, y un 22 por ciento es habitual de botellones, que han vivido una progresión similar.

En 2011, con la idea de atajar el consumo entre los chavales, la Xunta endureció la legislación autonómica, que hasta entonces permitía acceder, al cumplir los 16, al consumo de bebidas fermentadas (cerveza y vino). Desde entonces, la Unidad de Policía Nacional adscrita a la comunidad autónoma de Galicia (UPA) ha denunciado en casi 2.900 ocasiones a menores de edad por saltarse la normativa y hacerlo, además, en lugares en los que podían pillarlos con las manos en el cubata, bien en los propios bares o fuera, en un parque o calle.

Presencia no permitida en locales

En el caso de los locales, como explica la UPA en alguno de sus balances, no solo se les tramitan denuncias por la venta y el suministro a menores, sino también por permitir que estos entren o permanezcan en el establecimiento cuando no está permitido o en las denominadas «happy hours», cuando se promociona alcohol a bajo precio y se incita, señalan los agentes, a un consumo «abusivo», y se incluyen, asimismo, infracciones relativas a cartelería y señalización.

Nada más entrar en vigor la ley de prevención de bebidas alcohólicas en menores de edad —que se enfocaba en esa sustancia, a diferencia de la legislación que quiere sacar adelante la Xunta ahora, con un enfoque preventivo más global e integral—, los grupos de menores de la UPA de todas las jefaturas montaron cada año numerosos dispositivos en distintas poblaciones gallegas para «velar» por su cumplimiento, considerando, como advierten los expertos, que la juventud es especialmente vulnerable a esa sustancia.

Tiendas y supermercados

Su labor se basa en la inspección de «gran cantidad» de locales de la «movida nocturna», sobre todo bares, pubs y discotecas, pero también supermercados y tiendas 24 horas, e intervenciones en las «concentraciones» de jóvenes en las vías públicas. Según la Consellería de Presidencia, en 2024 los agentes realizaron 290 dispositivos en los que inspeccionaron 1.051 locales, que desembocaron en 22 denuncias por venta y 49 por consumo.

Esa labor insistente ha incidido en una reducción de las infracciones, tanto del lado del sector de la hostelería como del de los consumidores. El mayor pico de menores identificados «in fraganti» se produjo en 2017, con 406 denuncias, y, entre los locales, en 2013 y 2014, con 527 y 460 actas levantadas, respectivamente.

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