Besteiro evita incendios provinciales

«Las primarias se resolvieron por la vía de la estabilidad y eso no puede ser malo, ya hacía tiempo que las cosas no sucedían así». Con una mezcla de retranca y pragmatismo, un dirigente de la cúpula del PSdeG resumía lo sucedido en los congresos provinciales que se cerraron el pasado domingo con las primarias a las secretarías territoriales en Ourense y Lugo, donde se impusieron los candidatos «oficialistas» tras mantener el poder en Pontevedra y A Coruña David Regades y Bernardo Fernández, respectivamente.

El socialismo gallego vive su peor momento electoral con solo 9 de 75 diputados en el Parlamento autonómico, la cifra más baja de su historia, y en el seno del partido se reconoce el desaliento ante las difíciles perspectivas de recuperación y la decepción del tirón que se le atribuía a José Ramón Gómez Besteiro, el deseado candidato que regresó tras su calvario judicial que se cerró sin ninguna condena. Perdió cinco actas respecto a 2020.

Sin embargo, por primera vez el liderazgo de un secretario xeral no se cuestiona en el PSdeG tras un fracaso electoral. Aun así, las primarias suponían un peligro, pues existía la posibilidad de que las pugnas que se viven en las provincias del interior añadiesen inestabilidad a un partido que sufre ya el cisma en Santiago, donde gobernaron el pasado mandato y ahora experimentan la resistencia judicial de cuatro ediles expulsados que quieren evitar perder el carné mientras el grupo socialista quedaría reducido a solo dos integrantes.

Las victorias de Xosé Tomé en Lugo y Álvaro Vila en Ourense «son un buen resultado para la dirección, es lo que más estabilidad da más allá de las lecturas en clave local», apunta un alto cargo socialista.

En Ourense, el portavoz socialista en la Diputación provincial, Álvaro Vila, se impuso a la alcaldesa de Trives, Patricia Domínguez, pero solo por 57 votos de los 850 emitidos. Además, su victoria se debió a que se impuso en la capital provincial, pero su rival ganó fuera de ella.

Vila es afín al ex secretario xeral, Rafael Rodríguez Villarino, pero tampoco tiene el control total en una ciudad partida en dos facciones que, sin embargo, unieron fuerzas en las primarias, como lamentó la alcaldesa de Trives, evidenciando el sudoku socialista en la ciudad de As Burgas.

En Lugo, el resultado fue más holgado, pero evidencia también una fractura importante. El alcalde de Monforte y presidente de la Diputación, Xosé Tomé, se impuso con el 58% de votos al diputado provincial Iván Castro, que celebró su resultado por evidenciar la pujanza de los críticos con Tomé, uno de los valedores del regreso de Besteiro, oriundo de Lugo. Ambos defienden al líder actual, pero el resultado de Castro evidencia que las aguas bajan revueltas a nivel local en la provincia.

Esa debilidad en el territorio pone en evidencia el problema que se teme en las filas socialistas: la pérdida de las diputaciones de Lugo y A Coruña. En la primera, el PP se quedó a un puñado de votos de conseguirla y ahora ha recuperado alcaldías en la Mariña —como Viveiro, con moción de censura, y Ribadeo— y las primarias muestran el cuestionamiento de Tomé. En A Coruña, Valentín González Formoso, exsecretario xeral y afín también a Besteiro, podría verse lastrado por el cisma en Santiago, así como el aumento del peso del Barbanza, donde el PP mantiene varios bastiones.

En ese contexto, y mientras el PSdeG de Santiago se desangra sin que Besteiro interviniese, el líder socialista respira tranquilo tras unas primarias en Lugo y Ourense que salieron lo mejor posible para él.