«Vacunar» contra el suicidio juvenil

El programa preventivo YAM, con Sanidade y Educación aliadas, prevé llegar este curso a 8.000 escolares | La depresión es uno de los temas que más inquieta a los adolescentes

El excoordinador del programa, Alexandre García Caballero, en una formación

El excoordinador del programa, Alexandre García Caballero, en una formación

Carmen Villar

Carmen Villar

Santiago

Más de 300 escolares gallegos son monitorizados por el servicio de Urxencias 061 y profesorado por riesgo de suicidio. Evitar que situaciones de ese tipo puedan siquiera plantearse —pero dando un rodeo, reflexionando sobre las emociones con sus compañeros de clase y fortaleciendo la salud mental en general— es el objetivo del programa preventivo YAM (Youth Aware of Mental Health, o Juventud Consciente de la Salud Mental, en su traducción al castellano), que este curso prevé llegar a más de 8.000 alumnos gallegos de 3º y de 4º de la ESO.

Son las cifras que manejan las Consellería de Educación y Sanidade, aliadas en impulsar un programa «universal de promoción de la salud mental y prevención de la conducta suicida basado en evidencia científica» que se ha mostrado «eficaz para reducir los nuevos casos de intentos de suicidio y la ideación suicida en torno a un 50% en chavales que no tienen problemas de salud mental preexistentes en el momento de la intervención y que pueden beneficiarse aún más del programa».

Lo explica Antía Sánchez, psicóloga del área de salud mental de la Consellería de Sanidade e integrante del equipo que acude a los institutos para propiciar unas dinámicas que plantean dilemas, incluyen pequeñas obras de teatro y que sitúan en el centro a los propios alumnos. «Se busca que los chavales tengan un papel protagonista y que aprendan fundamentalmente de sus iguales».

Alumnado de 3º de ESO, el destinatario

Desde septiembre ya han tomado parte en sesiones del programa 2.711 estudiantes de 59 centros, indica Sanidade, pero este curso se trabaja en total con 78 centros (27 de Pontevedra) y la participación «potencial» es de 8.049 alumnos de ESO. El destinatario de YAM es tercer curso, pero este año se incluye excepcionalmente a alumnado de 4º que el pasado no se benefició, pero que actuó de grupo de control en una investigación sobre YAM. En concreto se eligió al grupo de 14 y 15 años como el «idóneo» para aprovechar la intervención tras un análisis, ya que hay, señala, «un ligero incremento del suicidio en la adolescencia».

Los instructores, que dirigen las sesiones, son profesionales de las dos consellerías y tienen perfiles de psicología, psiquiatría, trabajo social, terapia ocupacional u orientación. Los «helpers», que asumen funciones auxiliares en el aula, son sobre todo residentes de especialidades relacionadas con salud mental y con pediatría. Por ahora Galicia formó a 38 instructores y a unos 60 «helpers».

Galicia es la segunda comunidad, tras La Rioja, que cubre más aspectos relacionados con la prevención del suicidio en su protocolo de intervención y detección en menores, según «un análisis comparativo», firmado por Pablo Álvarez Murias en el libro «Desafíos de la Innovación Docente e Investigación en Psicología y Salud». El autor destaca tanto el «Código Agarimo» como el YAM .

El programa está financiado en un 95% por el Fondo Social Europeo y la partida está establecida hasta el curso 2027-28, cuando se espera llegar a todo el alumnado de 3º de Galicia. Con todo, indica Sánchez, «el equipo de salud mental aboga por que continúe».

«La señal más importante es un cambio de conducta»

¿Cuándo deberían empezar a preocuparse unos progenitores? Para Antía Sánchez «siempre hay unas señales que debemos tener en cuenta». «La más importante es un cambio de conducta», destaca. Ejemplos: que un adolescente que tenía «mucha vida social, deja de tenerla; que se reduzca su rendimiento académico; que actividades de las que antes disfrutaba ahora hayan perdido interés; cambios emocionales que no tienen explicación...». «Hay que estar atento a los cambios comportamentales. Puede que se trate de algo transitorio y no trascienda, pero son señales a las que debemos prestar atención y estar alerta», incide.

Programas como YAM abordan el fenómeno desde la prevención. En concreto, el programa, cuenta la psicóloga, trabaja el suicidio «desde esferas colindantes», como es la salud mental, «proporcionándoles a los jóvenes estrategias de resolución de conflictos, de afrontamiento del estrés, para que puedan aplicar cuando se vean en una situación más crítica, como puede ser el suicidio». Entre los temas que más se trabajan, en respuesta al «interés» de los protagonistas, está el diferenciar tristeza y depresión (porque «les cuesta»), el estrés derivado de cuestiones escolares o las autolesiones. Entre «los beneficios que puede aportarles a los chicos a nivel preventivo», Sánchez destaca «reflexionar sobre sus emociones y considerar diferentes enfoques, sobre todo cuando se enfrentan a los diferentes retos de la vida o problemas de salud mental» y «mejorar las relaciones entre iguales y el apoyo que pueden ofrecerse unos chicos a otros y las estrategias para buscar ayuda».

A su juicio, es «importante» que el alumnado conozca los recursos «porque muchas veces las deficiencias en este aspecto hacen que no sepan dirigirse a dónde buscar ayuda» y «la falta de información puede ser un agravante». De hecho, tras las cinco sesiones se les entrega un libro que recoge los conceptos fundamentales de salud mental abordados y una guía de recursos de salud mental y de tiempo libre, «entendiendo que la integración en un grupo social y las actividades lúdicas tienen un impacto positivo en la prevención de problemáticas de salud mental». Si faltan recursos profesionales, los adolescentes, avisa, pueden dirigirse a internet, «sin poder cribar qué fuentes son más fiables».

Tracking Pixel Contents