Vigo, la ciudad que mejor resiste el cambio climático

La temperatura media subió el año pasado medio grado y las lluvias crecieron un 14%

Cientos de personas en la playa de Samil, en Vigo, el año pasado.

Cientos de personas en la playa de Samil, en Vigo, el año pasado. / Marta G. Brea

Daniel Domínguez

Daniel Domínguez

«Este invierno, por lo menos, se está comportando como un invierno normal». Así bromeaba un alto cargo de la Consellería de Medio Ambiente esta semana al cruzarse con periodistas en medio de las borrascas consecutivas que sacudieron la comunidad. Sus palabras se producían pocas semanas después de que el departamento presentase un balance climatológico del año pasado que había mostrado el impacto del cambio climático, difuminando las características de cada período estacional, elevando un 14% las precipitaciones y alcanzando el tercer año más cálido de las últimas seis décadas, tras los de 2022 y 2023.

Pero Galicia se comporta climáticamente como un minifundio, con pequeñas parcelas con sus propias características debido a su caprichosa orografía con rías, valles, depresiones... El análisis de los datos por ciudades, por ejemplo, ofrece diferentes impactos de la meteorología, con Vigo como la que mejor resiste el efecto del cambio climático y Ourense como la que peor.

La ciudad olívica, como las Rías Baixas y el sur, presentan siempre unas temperaturas más elevadas que el norte, pero el impacto del cambio climático ha sido menor. La temperatura media de Vigo fue medio grado superior a la media del período 1981-2010: 16,4 frente a 15,9, según los informes de Meteogalicia, lo que situó el año pasado como un ejercicio cálido, además de húmedo, pues las precipitaciones superaron un 15% la media de 1.289 litros por metro cuadrado hasta alcanzar los 1.476.

En el primer caso, los datos sitúan Vigo por debajo del aumento general en Galicia de 1,1 grados, aunque ligeramente por encima del incremento del 14% en las precipitaciones. El mercurio mostró un comportamiento muy homogéneo en el caso olívico, con 0,5 grados de aumento en temperaturas mínimas (12,3 frente a 11,8) y 0,4 en las máximas (20,4 frente a 20).

Frente a este impacto moderado, Ourense se presenta como el envés de la moneda, con 1,7 grados por encima de la media en cuanto a la temperatura alcanzada durante el ejercicio, que llegó a 16,6 grados, lo que supone que 2024 fue un año «extremadamente cálido». A ello, se añade que fue la única urbe de Galicia donde las lluvias se redujeron, en concreto un 4% menos.

En los análisis de Meteogalicia, A Coruña aparece como la segunda que más calor pasó el año pasado, con 1,4 grados por encima de las temperaturas medidas (de 14,7 a 16,1), además de presentar el tercer mayor incremento de lluvias, con un 16% más.

Su clima fue extremadamente cálido y húmedo, al igual que el registrado en Pontevedra, cuya anomalía en el mercurio ascendió a 1,3 grados de aumento (de 14,7 a 15,9), con gran diferencia entre el aumento de las temperaturas mínimas (+1,8 hasta los 11,3) frente a la contención de las máximas (+0,8 hasta 20,6). Las precipitaciones superaron los porcentajes medios en un 13%.

Lugo vivió un año muy cálido y muy húmedo con 1,1 grados por encima de lo habitual (13,4º) y un 23% más de lluvias, situándose como la que más agua recibió.

En Ferrol, la temperatura estuvo 0,8 grados por encima de la media con un 22% más de lluvia y en Santiago, 0,7% y un 8% más precipitaciones.

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