Acelerón del testamento vital en Galicia: pasan de 20.000 tras la mayor subida en 10 años
El 80% de las instrucciones previas inscritas en Galicia en 2024 incluyen la posibilidad de la eutanasia llegado el caso
Más de 5.600 gallegos hacen constar esta opción en el documento

Concentración de Derecho a Morir Dignamente el día de la aprobación de la ley de Eutanasia. / María Fernández Jara / EP
Si el testamento convencional sirve para dirimir de antemano el destino de las posesiones terrenales, con el testamento vital el ciudadano decide qué hacer consigo mismo y con su cuerpo ante una enfermedad futura que pueda impedirle expresar esa determinación personalmente. El COVID, que enfrentó a la población a la incertidumbre sanitaria y vital, le dio un impulso a estos documentos en los que, sobre todo, queda reflejada la preferencia sobre los cuidados y tratamientos futuros. No obstante, desde que se aprobó la ley de eutanasia, quienes manifiestan este tipo de voluntades suelen incluir esa opción llegado el caso de verse en una de las situaciones que contempla dicha normativa. Así lo hicieron ocho de cada diez gallegos que otorgaron instrucciones previas el pasado año, un ejercicio en el que estos documentos vivieron un acelerón que permite a Galicia superar por primera vez el umbral de los 20.000 testamentos vitales.
2.900 inscritos, el incremento más destacado de la década
Casi 2.900 gallegos —más de medio centenar de media cada semana— se animaron en 2024 a dejar constancia de su decisión sobre terapias y, en caso de fallecimiento, sobre el destino de sus órganos y tejidos. En números cuantitativos, la cifra supone el mayor crecimiento registrado en la última década, según datos de la Consellería de Sanidade. Ese estímulo redunda en el arraigo de la posibilidad de la eutanasia. Quienes solicitan esa prestación, de llegar a una de las situaciones que contempla la ley, conforman la inmensa mayoría de los que otorgan instrucciones previas: el 79 por ciento. Es decir, de los 2.900 nuevos declarantes de 2024, unos 2.280 suscriben esa alternativa.
Basta, en el caso de utilizar el modelo colgado en el Sergas, con que marquen la casilla asociada al epígrafe que reza: «Quiero que se me facilite la prestación de ayuda para morir si me encuentro en alguno de los supuestos clínicos previstos en la Ley de regulación de la eutanasia (sufrir una enfermedad grave e incurable o un padecimiento grave, crónico e imposibilitante en los términos establecidos en la ley)”.
Una tendencia que va a más
Con los 2.280 del pasado año, serían ya más de 5.660 gallegos los que reflejan esta preferencia, el 28,1% de todos los que constan en el Rexistro Galego de Instrucións Previas. En el segundo semestre de 2021, tras la entrada en vigor de la Ley de regulación de la eutanasia, habían expresado esa inclinación más de 430 personas, unas 1.050 en 2022 y 1.900 en 2023, lo que denota una concienciación al respecto al alza.
Posibilidad de otorgar el documento en las delegaciones territoriales
Pero la subida en general de estos documentos se explica porque hay más oportunidades para otorgarlos. Desde Sanidade achacan el incremento en el número de declarantes de instrucciones previas en 2024 a que en el segundo semestre del año se realizó un cambio en el sistema de inscripciones y ahora pueden ser tramitados también por las delegaciones territoriales, lo que dio «mayor agilidad» al procedimiento. En los últimos años, el 80% de los declarantes formaliza el documento ante funcionario. Un 15% sigue yendo al notario y un 5% lo hace ante testigos.
La donación de órganos, en su máximo
Aunque desde que pueden elegir la eutanasia muchos gallegos que otorgan el testamento vital la incluyen entre sus especificaciones para el futuro, lo más habitual —ocurre en más del 99% de los casos— es que el declarante utilice el documento —que puede revocarse— para explicitar sus preferencias acerca de cuidados y tratamientos (alivio de dolor, soporte vital, estabilización en caso de «situación clínica grave e irreversible»...) con la intención de que esa decisión «sea conocida y respetada en el momento en que no tenga capacidad para manifestarla», indica el Sergas.
Aunque los datos reflejan que es infrecuente animarse a donar el cuerpo a la ciencia y a la investigación, dado que solo un 2% lo estipula, sí es bastante habitual que los declarantes sean proclives a la donación de órganos y tejidos: lo manifiestan así un 63 por ciento de los nuevos inscritos, el porcentaje más elevado de la década y un 61% más que en 2014
Lo que va a menos es el nombramiento de interlocutor. Se trata de una persona representante para que, «llegado el caso, sirva como interlocutor con el médico o con el equipo sanitario que presta la asistencia para procurar el cumplimiento de las instrucciones previas», recoge Sanidade en su web. En el último año solo dos de cada tres declarantes recurrieron esta figura, que llegó a ser casi generalizada hace diez años (88%). El otorgante tipo, que procede sobre todo de A Coruña (43%) y de Pontevedra (35%), ha ido envejeciendo, con un ligero ajuste a la baja en 2024, hasta los 64 años de media. Lo que se mantiene casi invariable es el predominio de las mujeres, cuya esperanza de vida es superior, que hombres. Suponen las dos terceras partes de los 20.104 declarantes gallegos.
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