El ‘Santa María’ navega en la memoria
Un avanzado deterioro cognitivo apaga poco a poco la memoria del último superviviente del secuestro del ‘Santa María’, Víctor Velo
El barco y su quijotesca historia seguirán a flote para siempre gracias al rescate del archivo de su padre, Xosé Velo, el ideólogo de la operación, que ya dio origen a una trilogía documental y un libro; y viene en camino una novela

El ‘Santa María’ navega en la memoria
Martín García Piñeiro
Donald Trump tomó posesión este lunes, igual que hizo el mismo día, pero 64 años antes, John F. Kennedy. En su primera rueda de prensa, el 25 de enero de 1961, J.F.K. tuvo que responder a una pregunta sobre el asalto del Santa María, un crucero de pasaje con mil personas a bordo —algunas estadounidenses— que surcaba el Atlántico secuestrado por un comando de 24 gallegos y portugueses del llamado Directorio Revolucionario Ibérico de Liberación (DRIL). El golpe, ideado por el celanovés Xosé Velo, pretendía llamar la atención del mundo sobre las dictaduras de Franco y Salazar.
Y lo logró, porque posiblemente ningún presidente de Estados Unidos se volvió a referir nunca en rueda de prensa a un puñado de gallegos. De hecho, hay quien dice que la respuesta de Kennedy fue especialmente gallega, ya que tenía que frenar el ímpetu de España y Portugal de mandar el barco al fondo de un cañonazo, pero tampoco cabrear en exceso a los dictadores porque estaba en plena negociación para instalar bases en la península.
El último de los supervivientes de aquella aventura, bautizada como operación Dulcinea (que se iba a llamar originalmente operación Compostela pero que se rebautizó para evitar los celos de los portugueses) es Víctor Velo, el hijo de Xosé.
Tal día como hoy 64 años atrás, la madrugada del 21 al 22 de enero, tomaba el barco junto a su padre cuando se alejaba de la costa venezolana tras una escala en La Guaira y se adentraba en el Caribe rumbo a Puerto Rico, pero posiblemente no se acuerde ya de nada por el rápido avance de una demencia que sufre a sus 83 años en Brasil, donde reside.
Allí se marchó antes de la pandemia otro celanovés, Aser Álvarez, de Arraianos Produccións, a la caza de la historia del barco pero, sobre todo, de la de su ideólogo, Xosé Velo. Y regresó con un tesoro bajo el brazo: el archivo completo de un personaje tan singular como desconocido. «Descubrino en 2012 facendo un documental sobre Celso Emilio Ferreiro», con el que compartió amistad y militancia galleguista. Entonces, a Álvarez lo cautivó la última carta que le escribió Velo a Ferreiro, ya en el lecho de muerte. «Quedei impresionado da enteireza coa que se despide, coa que afronta a morte, íntegro, sen rancor» e incluso con humor, «dicindo que xa non lle fan raios X porque do transparente que está ponse na fiestra e xa o miran».
Material contra el olvido
Indagando un poco más, descubre en Velo una figura única que, sorprendentemente, está olvidada y demasiado eclipsada por la historia del barco. «Contactei co seu fillo, Víctor, nun momento malo para el no que o ían desafiuzar. Estaba só en Sao Paulo, a súa muller faleera e era o derradeiro da estirpe». Así que Álvarez cruzó en charco y recuperó su legado.
De toda esa documentación nacieron tres cortos documentales de Arraianos Produccións: Xosé Velo en Vigo. La guerrilla antifranquista en la provincia de Pontevedra; Xosé Velo, el ibertador ibérico; y Expediente Velo, el único centrado en la historia del Santa María y que reivindica su papel como auténtico ideólogo del golpe, pese a que durante seis décadas el protagonismo mediático se lo llevó el militar luso Henrique Galvao. "No documental entrevisto aos dos últimos superviventes do Santa María, Víctor Velo e Camilo Mortágua", un apellido histórico en el Bloco de Esquerdas luso. Además, toda la documentación recuperada en el arqhivo de la Torre do Tombo de Lisboa confirma la teoría de Aser Álvarez: Velo fue la auténtica mente pensante del plan y la PIDE, la policía política lusa, "levaba tempo seguíndolle a pista" porque sabía que el gallego tramaba algo. "Pero non sabían que".
También vieron la luz la fotobiografía sonora Xosé Velo. Sen Fronteiras y el libro Xosé Velo. Textos escollidos, del que se prepara una nueva edición al agotarse la primera. Y en camino viene una novela de la mano del escritor vasco de raíces gallegas José Ignacio Carnero, que acompañó a Aser Álvarez a Brasil y se centrará en los tres cabecillas de la operación Dulcinea: Pepe Velo y los militares Galvao y Soutomaior. Todo está en la web xosevelo.org.
Además, Arraianos impulsó por Galicia y Portugal la exposición Love Velo, disponible para aquellos centros que la soliciten y que permite acceder, en ocho paneles, a la historia de este republicano, profesor, poeta, editor y político que durante más de una semana tuvo en jaque a dos dictaduras que querían hundir el Santa María para zanjar la revuelta por la vía rápida, evitar que la mecha de la revolución prendiese en las colonias africanas.
Objetivo: África
Ese era el verdadero objetivo de la operación Dulcinea. No solo llamar la atención del mundo sobre los regímenes de Salazar y Franco, sino demostrar que eran dictaduras vulnerables y vencibles a las que 24 personas con más inconsciencia que pistolas podían dejar en evidencia. Y llevar ese espíritu revolucionario a las colonias africanas de España y Portugal.
El Santa María hacía la ruta Miami-Lisboa, pero el comando del DRIL quería llevarlo a Fernando Poo, "donde Velo tiña contactos", y desde allí extender esa revuelta al resto de África para erosionar a las dictaduras.
Sin embargo, el asalto al barco tuvo algún que otro sobresalto, especialmente en el momento del golpe, cuando el nerviosismo provocó que un tripulante del puente de mando falleciese de un disparo y hubiese dos heridos más. Entonces, dentro del comando el militar luso Galvao quería seguir adelante con la hoja de ruta, pero Xosé Velo era partidiario de cambiar el plan llevar el barco a Brasil para atender a los heridos. Finalmente, el humanismo de Velo se impuso al militarismo de Galvao, y el Santa María acabó recalando en Recife. Allí, los asaltantes negociaron para ser refugiados políticos de Brasil, un país del que Velo ya nunca salió.
"Foi animal político sen rabaño"
Xosé Velo Mosquera (1916-1972), hijo de un alcalde conservador de Celanova, lejos de usar el rol de su padre para escalar posiciones en el franquismo, optó por la lucha antifranquista. Galleguista convencido, fundó bien joven con Celso Emilio Ferreiro las Mocidades Galeguistas locales y no tardó en tener serios problemas con las autoridades, hasta el punto de ser detenido y torturado. Escapó a Portugal, pero allí la PIDE, la policía política de Salazar, también le tenía el ojo echado, así que acabó huyendo al exilio de Venezuela.
Cuando tenía una vida acomodada, como director de un importante colegio privado de Caracas, cofundó el Directorio Revolucionario Ibérico de Liberación (DRIL) e ideó la operación Dulcinea para secuestrar el Santa María, con mil personas a bordo entre tripulación y pasaje.
En España, la historia del Santa María pasó sin pena ni gloria, en parque porque Velo siempre fue «un animal político, pero sin rebaño», explica Aser Álvarez. Y como no comulgó con ninguna sigla, nadie se molestó en recordarlo. "Por iso eu fun a Brasil recuperar o seu legado, porque a súa historia corría o risco de perderse".
Sin embargo, en Portugal la historia se ve desde otra perspectiva. Para empezar, tienen claro que aquel 21 de enero de 1961, en medio del mar, se fraguó el principio del fin del dictador Salazar.
E independientemente de que allí compraran el relato oficial de que fue el militar Galvao el héroe del Santa María, cada vez cala más la idea de que fue el gallego Pepe Velo quien puso todo en marcha. De hecho, el de Celanova había estudiado en Venezuela Derecho Internacional para diseñar la operación de modo que fuese un acto político y no de piratería, ya que así podían hundirlos y condenarlos. Y cuando sus compañeros de asalto quisieron llevarse la caja fuerte del buque una vez lograron asilo político en Brasil, Velo se opuso en un nuevo roce con Galvao y Soutomaior, ya que nuevamente aquel acto de robo habría convertido la operación Dulcinea en piratería, con las consiguientes consecuencias para ellos.
"Se fose americano, xa tería serie en Netflix"
Lo que no se sabe es si a la historia de Xosé Velo le queda algo por contar. «Con Velo nunca se sabe», avisa Álvarez, que en el fondo siempre guarda algún as en la manga. «O que me gustaría, e esa é a razón pola que trouxen o arquivo, que está felizmente custodiado pola Deputación de Pontevedra, é que chegue algún estudante con ganas de facer unha tese fonda e rigorosa sobre Velo».
Y mientras eso no ocurra, al menos «que a xente nova en Galicia saiba que aquí tamén temos heroes». Y que Xosé Velo, si fuese americano, «xa estaría en Hollywood e tería unha serie en Netflix». Porque su vida es de película.
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