La ‘leira’ menguante del socialismo
El PSOE de Santiago, lejos de ser un proyecto político global como en la era de Estévez, es una agrupación de minifundistas que deambula sin liderazgo claro desde la derrota de 2011

Vista aérea del Pazo de Raxoi. / Xoán Álvarez
Martín García Piñeiro
Cuesta digerir que el partido responsable de la mayor transformación de la capital de Galicia durante más de tres décadas, con los alcaldes Xerardo Estévez y Xosé Sánchez Bugallo -en su primera etapa- camine hoy hacia la irrelevancia enredado en conflictos casi infantiles. Pero esta involución del PSOE de Santiago no deja de ser un ejemplo más de la espiral de degradación en que está inmersa muchas veces la política.
No es algo nuevo ni exclusivo del socialismo compostelano, pero sí un patrón que se repite cada vez con más frecuencia y que responde a múltiples causas: escasez de liderazgos claros, proliferación de profesionales de la política, estrategias cortoplacistas, imposición de intereses particulares sobre los generales...
El PSOE dirigió Raxoi durante más de tres décadas, en las que destacaron sobre todo los 14 años en dos etapas de Estévez. Después, la primera fase de Bugallo, con un poco de inercia de su predecesor y algo de cosecha propia, también dejó poso en la ciudad. Fue hasta 2011, el año que sin duda marcó un punto de inflexión para la capital de Galicia en general y para el PSOE local en particular.
La pérdida del poder a manos del PP de Gerardo Conde Roa en aquellas municipales se le indigestó al socialismo compostelano. La sucesión de Bugallo fue de todo menos ejemplar y las primarias, entonces en fase casi experimental, demostraron que cuando están verdes no hay mejor sistema para airear los trampos sucios y abrir heridas internas. Paco Reyes se impuso a Mercedes Rosón con el apoyo del aparato del partido y, desde entonces, del PSOE de Santiago poco o nada se ha sabido.
Incapaz de aprovechar el esperpéntico mandato popular con tres alcaldes diferentes en cuatro años -Conde Roa, Ángel Currás y Agustín Hernández-, el PSOE perdió ante Martiño Noriega. Y aunque Bugallo recuperó Raxoi en 2019, lo hizo mucho más debilitado, lo que derivó en un mandato un tanto gris que provocó que los vecinos no le renovasen la confianza y prefiriesen al BNG en 2023.
En todos estos años, el PSOE de Santiago ha demostrado que no es un proyecto político global, como aquellos de Estévez o Bugallo, sino que es más bien una agrupación de minifundistas donde nadie quiere que le muevan sus marcos. Sin un liderazgo claro, las distintas familias políticas de petenistas, rosonistas, bugallistas, cancelistas... campan a sus anchas, empeñadas en mantener su cuota de poder, sin darse ni cuenta de que la ‘leira’ que sachan es cada vez más pequeña. Porque los marcos hace tiempo que se los han movido... Pero no ellos, sino el BNG, el PP y Compostela Aberta.
Suscríbete para seguir leyendo
- National Geographic señala esta ciudad gallega como uno de los mejores destinos para celebrar los 50 años
- Caamaño achaca al «fragor del discurso» sus palabras «poco apropiadas para un conselleiro»
- La Xunta podrá arrancar cepas con ‘flavescencia’ si el dueño no lo hace
- Crecen un 56% los médicos del Sergas que piden compatibilizar con la privada
- La mina de Touro recibe 6.000 alegaciones a favor del proyecto
- Tráfico cerca a los grupos que avisan de controles: se infiltra para denunciarles
- Una conocida empresa busca 50 operarios para trabajar en el sector industrial gallego
- Un concello gobernado por el PP retira a Manuel Fraga del callejero