La «despensa de la aldea» se vacía: «Mientras viva, siempre vamos a tener huevos, cerdo y patatas, por lo menos»

Eliseo Mouro tiene claro que la huerta de su casa, en una aldea cercana a Santa Comba, y los animales que le proporcionan carne y huevos le aportan más calidad en la alimentación que un ahorro económico que haya buscado específicamente

Eliseo Mouro, con huevos de sus gallinas. 2024 I. P.

Eliseo Mouro, con huevos de sus gallinas. 2024 I. P. / I. P.

Daniel Domínguez

Daniel Domínguez

Pasados los 75, la salud comenzó a lastrar el día a día de María Elena, cuyos problemas de espalda la fueron apartando poco a poco de la huerta de su pequeña casa familiar a escasos metros de una playa en Malpica, con vistas a la ermita de San Adrián que mira hacia las imponentes islas Sisargas. Solo mantenía sus gallinas para obtener huevos, pero el raposo acabó con sus seis ejemplares y decidió que ya era momento de dejar también esa actividad y descansar su maltrecho cuerpo.

El envejecimiento de la sociedad gallega, como en el caso de María Elena, y el abandono del rural por parte de una población que se concentra en los núcleos urbanos están vaciando la «despensa de la aldea», los productos «de casa» que durante décadas han nutrido las cocinas de los miembros de la familia con patatas, cebollas, grelos, huevos o cerdo. La cifra de hogares gallegos que ahorran dinero gracias a estos alimentos, lo que les permite combatir el encarecimiento de la cesta de la compra que se disparó el año pasado a niveles inéditos desde la Transición, se sitúa en el nivel más bajo desde que existen registros, con apenas 345.418, según los datos del año pasado de la Enquisa estrutural aos fogares elaborada por el Instituto Galego de Estatística (IGE).

Un agricultor trabaja en un campo de patatas de Dozón.

Un agricultor trabaja en un campo de patatas de Dozón. / Bernabé/Javier Lalín

Se trata de casi 43.000 menos que 2022 y un 30% por debajo de los 504.637 de hace una década, cuando el porcentaje de hogares que lograba reducir el gasto en comida gracias a los alimentos de casa era del 47,7%. Ahora el porcentaje se sitúa en el 31,3%, el dato más bajo desde que existen registros, si bien las diferencias entre provincias son acusadas. En Lugo y Ourense se alcanzan el 42,5% y el 41,3%, respectivamente, mientras que en Pontevedra el dato es del 31,7% y en A Coruña del 24,8%. En todos los casos se produce un descenso respecto a 2022, cuando eran del 48,1%, 48%, 34,6% y 30,2%, respectivamente.

Pero, ¿cuánto ahorran? Pues 20.650 familias superan los 150 euros al mes; 36.889, entre 90 y 150; 36.692, de 60 a 90; 91.483, entre 30 y 60; y 159.704, menos de 30, según los datos revelados por el IGE.

Eliseo Mouro: «No sé cuánto podemos ahorrar»

Eliseo Mouro tiene claro que la huerta de su casa, en una aldea cercana a Santa Comba, y animales que le proporcionan carne de cerdo y huevos «para alimentar a media familia» le aportan más calidad en la alimentación que un ahorro económico que haya buscado específicamente. «No sé cuánto podemos ahorrar porque hay que tener en cuenta el trabajo y las horas que le dedicamos, pero tengo claro que mientras viva, patatas, huevos y el cerdo siempre vamos a tener», asegura.

Su terreno es pequeño, pero le permite plantar maíz con el que alimentar a su medio centenar de gallinas y al cerdo que mataron el pasado octubre y que pesaba 145 kilos. «Tenemos carne prácticamente para todo el año y se aprovecha casi todo del cerdo. Hacemos chorizos incluso», explica sobre una práctica vinculada a su forma de vida en el rural. «Además, no hay comida como la de casa, es todo orgánico y eso en un supermercado no lo encuentras», añade.

Su huerta y animales no solo le proporcionan comida a él y su esposa, sino también que le permite a sus dos hijos llevarse carne y, sobre todo, huevos cada vez que pasan por el hogar familiar y así poder reducir la factura en alimentación, que se disparó el año pasado. «Aunque este año, la cosecha de patata fue pobre, no se dio bien», aclara Eliseo.Lo que más aporta a su mesa y a la de sus hijos y alguna hermana son las gallinas. «Tenemos 50 y reparto huevos a casi toda la familia», broma antes de destacar que más allá del ahorro económico, la comida de casa gana en calidad y sabor a la adquirida en cualquier gran superficie comercial.

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