Volver (al campo) para empezar
Uno de los desafíos del siglo es la despoblación rural. Miles de hectáreas sin trabajar y cientos de casas sin habitar. La Xunta apunta a dos colectivos para revertir la situación: prioriza en las parcelas del Banco de Terras a los descendientes de gallegos y tutorizará a jóvenes que se sumen al agro

Maik Rober, con su familia, en la explotación que regenta en Quintela de Leirado.

Galicia apuesta por el retorno de gallegos para revitalizar el sector agrario. La Xunta dirige su diana al arco de emigrantes retornados para alquilar el casi millar de fincas —992 parcelas de 749 hectáreas— que actualmente están sin arrendar del Banco de Terras, aunque llegó a un récord de 4.384 arrendadas este año y más de dos mil hectáreas.
En el marco de la Estrategia Retorna 2023-2026, la Consellería do Medio Rural lanza un conjunto de medidas destinadas a integrar a los gallegos retornados en el sector agrario. Este colectivo, reconocido como motor de desarrollo económico y social, adquiere ahora un papel protagonista en la adjudicación de parcelas para usos agrícolas y ganaderos. Por primera vez, su condición es valorada con hasta 40 puntos adicionales en los procesos de selección, según lo estipulado por la Ley de Galleguidad. Esta iniciativa no solo facilita su reincorporación al territorio, sino que convierte el retorno en una herramienta estratégica para reforzar el tejido rural, aportando nuevas perspectivas y experiencias al sector.
Así, este sistema de adjudicación busca optimizar el uso de las tierras y potenciar su sostenibilidad, facilitando el acceso de los retornados y otros beneficiarios que participan en programas de reestructuración del territorio, como polígonos agroforestales, aldeas modelo, permutas de interés agrario, o planes de gestión.
Se pretende incentivar también a responsables de explotaciones que se comprometan a evitar el abandono de tierras en el marco de intervenciones públicas en la comunidad, favoreciendo la sostenibilidad.
Pero no solo ellos son un colectivo estratégico. El director xeral de Gandería, Agricultura e Industrias Agroalimentarias, José Balseiros, ha explicado en el Parlamento los avances del Plan de Relevo Generacional de Medio Rural, que incorporará un programa de tutorización basado en asesores públicos y con formación específica, que estarán ligados a las ayudas para la incorporación de jóvenes y personas de entre 40 y 55 años a la actividad agraria.
Este programa contará con una red de tutores técnicos de las oficinas rurales para apoyar a más de un millón de beneficiarios entre 2024 y 2030.
El plan contempla medidas como el Banco de Explotaciones, que conectará a titulares que cesen su actividad con nuevos gestores, y ayudas para la sucesión de explotaciones dotadas con 2,11 millones de euros (2025-2029). Balseiros destacó las ayudas de 16 millones para jóvenes en 2024 y una nueva línea de 3 millones para agricultores de 40 a 55 años, que ya recibió 585 solicitudes.
Maik Rober, retornado y ganadero: de Venezuela a Galicia
Es un camino de ida y vuelta el que ha recorrido el ganadero Maik Rober Paladino, venezolano de 43 años e hijo de gallega e italiano que un día decidieron emprender una vida al otro lado del Atlántico. Hace cuatro años que decidió cruzar el océano de nuevo, pero en la dirección inversa con su familia y su madre que –lamentablemente– moriría solo dos meses después de aterrizar en su Galicia natal. Pero ni los azotes del destino ni la dureza del camino le han amilanado. Maik Rober se ha convertido en un abanderado de la ganadería en Quintela de Leirado, pequeño municipio de Ourense, donde gestiona una explotación junto a su esposa e hija pequeña, aunque sus hijos mayores, de 22 y 18 años, también colaboran ocasionalmente. Trabajan en los terrenos públicos en usufructo de una aldea modelo.
Con más de 146 cabras, 12 vacas mestizas, caballos y burros, el día a día es intenso. «Queremos enfocarnos en la producción láctea, aunque ahora mismo vendemos animales a particulares, restaurantes y al matadero», explica Maik mientras trabaja. Este ganadero autónomo, compagina la gestión de su cabaña ganadera con un segundo trabajo repartiendo butano por la comarca de Celanova. Y este incansable esfuerzo permite a su familia seguir adelante, aunque reconoce que «no da para vivir solo de la explotación».
Pese a los obstáculos y a quienes lo tildaron de «loco» por su ambición de emprender en el sector, saca su tesón a relucir. La ganadería siempre fue su verdadera pasión. «Ya me dedicaba a eso en Venezuela. Tenía 120 hectáreas, pero mejor no me preguntes... porque lloro», reconoce con nostalgia. La oportunidad de regresar al campo surgió en Leirado, a donde llegó gracias a un tío y donde un terreno baldío parecía el lugar perfecto para reiniciar. «Cuando dices que vas a emprender y que el proyecto tiene que ver con la ganadería, te llaman loco», comenta Maik. De hecho, su familia le aconsejó buscar un empleo estable. «Vengo del sueño americano, quiero trabajar por mi cuenta, así que aquí estoy», defiende.
Tal cual. Cada día, reparte butano por las mañanas y se convierte en ganadero por las tardes. Eso sí, empezó con 10 ovejas y hoy ha logrado multiplicar su rebaño. Los animales pastan libremente sin estabulación, como parte de un modelo sostenible que aprovecha los recursos naturales de la Galicia interior. Y Mike forma parte de una aldea modelo, un proyecto impulsado por la Xunta que permite el alquiler de tierras abandonadas para su explotación agrícola. La vida de esta familia de retornados está marcada por el sacrificio y las raíces. Comentan con orgullo que su esfuerzo está inspirado en quienes trabajaron duro antes, al otro lado de Galicia. «Ellos no tuvieron ayudas ni subsidios, y aún así salieron adelante», concluye.
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